El tiempo es esencial para un águila — El águila utiliza de un cierto tiempo para construir su nido, un tiempo para salir del cascarón de un huevo, un tiempo para alimentar a su cría y un tiempo para enseñar a su niño a volar.
Poder volar es muy importante para las águilas. La diversión comienza cuando la mamá comienza a volar sobre su cría y luego cuidadosamente envuelve sus poderosas garras alrededor de él despegándolo de la seguridad del nido. La mamá continúa volando sobre las nubes por aproximadamente una milla, luego dos millas de altura permitiendo que su cría temerosa mire al mundo desde una nueva altura.
En el momento adecuado, la mamá retrae sus garras musculares y el pequeño aguilucho se queda solo cayéndose libremente, gritando, y pensando que morirá a cada segundo que se acerca a la tierra.
Pero, en el momento preciso la mamá, la cual estaba vigilando a su hijo, comienza a volar hacia él. Ella le pasa por el lado pero no lo recoge y el pequeño aguilucho continua en pánico. A medida que se aproxima hacia él, ella se comienza a alejar dejando el aguilucho confundido y con más miedo que antes.
A unos 500 pies del suelo, la mamá extiende sus poderosas alas y recoge a su niño; el cual cae en su espalda. Esta rutina toma lugar una y otra vez hasta que… la mamá se cansa.
A medida que la mamá se retira a la comodidad del nido, el papá se prepara para enseñar a su hijo. En esencia, dice, «Bueno, hijo, ¿estás listo?» Entonces el papá toma el temeroso niño y comienzan a volar por una milla, luego dos millas y la misma rutina se repite una y otra vez… hasta que finalmente, el pequeño aprende a volar.
Al igual que en esta ilustración, Dios le recordó a Moisés: «Yo te he sostenido en las alas de las águilas y te he traído hacia mí.»
Lo que es verdad sobre el águila es verdad sobre Dios, el momento adecuado hace la diferencia.
Los movimientos precisos de Dios, aunque a menudo son cuestionados, siempre son calculados. Y mientras que Él es un Dios omnipotente que puede hacer cualquier cosa en cualquier momento y para cualquier persona, una verdad permanece, Dios nunca tiene prisa. Su creación sirve como prueba; las secoyas antiguas, los glaciares de hielo azul, la energía de nuestro sol; todas estas creaciones hablan de un Creador que espera a su debido momento.
Dios simplemente no está en apuros.
No es que Dios no pueda ir más rápido. Después de todo, le tomó sólo seis días para crear un universo entero. Pero el trato de Dios con la humanidad siempre ha sido en tiempo real. Y, en algunos casos, en un tiempo lento. Por ejemplo:
- El proyecto de Dios para Noé se completó en 100 años.
- La promesa de parte de Dios de un hijo para Abraham y Sara 25 años para cumplirse.
- Dios esperó 400 años para sacar a sus hijos cuando sufrían por causa del Faraón en Egipto.
- Hasta los tres años de ministerio de Jesús fueron precedidos por tres décadas de preparación.
No, a Dios no lo apresurarán. Incluso Él utiliza un calendario diferente: «Un día es como mil años, y mil años como un día» (2 de Pedro 3:8). En otras palabras, Él es eterno.
Mientras tanto, los pastores tratamos de establecer un fuego bajo el trono de Dios, tratando de apurarlo como si Él lo necesitara. Vemos problemas que no pueden esperar: una enfermedad larga, un feudo ardiente en la Iglesia o hasta a un niño desobediente. Queremos ayudar con personas sentadas, discípulos indisciplinados y miembros problemáticos. Queremos saber la razón por la cual nuestra Iglesia no ha florecido como las otras Iglesias. Tenemos preguntas y las respuestas tardan en llegar.
¿Le suena familiar?
Desde los patriarcas de la antigüedad hasta los pastores de hoy, los líderes de Dios siempre se han preguntado las mismas preguntas; «¿Cuándo?» Y «¿Por qué no ahora?» Sin embargo, parafraseando la respuesta que Dios le dijo a Isaías: «Mi tiempo no es en su tiempo, ni siquiera sus fechas de límites son mis fechas.»
Y, sin embargo, Su tiempo inusual es la razón por la que más nos regocijamos:
- Abraham estaba preparado para matar a Isaac cuando en el momento preciso Dios proveyó un sustituto.
- José estaba en el corredor de la muerte, sin esperanza de ser liberado cuando en el momento perfecto Dios dirigió una promoción para José y él se convirtió en el primer ministro de Egipto.
- Moisés se sentó entre el ejército fuerte del Faraón y un mar Rojo intransitables. Entonces, Dios creó un camino donde no había.
- Y, «…cuando se cumplió el tiempo establecido, Dios envió a su Hijo…”
El momento adecuado hace la diferencia. Nuestro tiempo es mejor cuando esperamos en Él. Y, como el papá del pequeño aguilucho, Dios puede dejarnos entrar en una caída libre pero nunca ha perdido a uno de sus hijos todavía.
Muchas Bendiciones para este año nuevo,
Ron Walters
Vicepresidente Ejecutivo de Relaciones Ministeriales
Salem Media Group
© Derechos de Autor 2016 por Ron Walters
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