(1 Ped. 2:9). Usted esta en unión con Cristo (2 Cor. 5:17, 21). Usted es coparticipe de una gran herencia (Ef. 1:3). Como creyente usted es parte de todo lo que Dios es, y tiene derecho todo lo que el Señor posee (Rom. 8:17).
Aun así, son pocos los creyentes que hacen suyas las bendiciones que Dios les ha dado. Están tan ocupados buscando felicidad y satisfacción, que se olvidan de las promesas de Dios. Al decir se olvidan, es que no se apropian de ellas y por lo tanto no experimentan la vida abundante que se les ha dado. Una vida que produce esa felicidad y satisfacción buscada.
Hay un lugar de paz interna, contentamiento, y fuerza espiritual; un lugar de estabilidad, poder, y satisfacción al alcance de todo creyente. No importa que tan grandes las situaciones, las dificultades, las presiones, o cualquier problema el creyente puede tener “la paz de Dios que sobrepasa todo entendimiento”, en medio de estos. Este lugar de paz es llamado “descanso” en el libro de Hebreos 4:1, y no debe de ser confundido con el descanso del séptimo día (Lev. 19:3,30), o con el año sabático (Lev. 25:2,4). Este es un descanso de momento a momento, de día a día. Un lugar de descanso en medio de la adversidad de la vida.
Es la voluntad de Dios, que todo creyente confié en él continuamente y así entre en este descanso.
“”Tu guardaras en completa paz, a aquel cuyo pensamiento en ti persevera; porque en ti ha confiado” (Is. 26:3).
Como creyente usted ha confiado en el Señor Jesús como salvador; ¿Por qué no confiar en él para las cosas mas pequeñas del diario vivir? (Rom. 8:31-32). La mayor provisión que Dios le ha dado fue enviar a Jesús a morir por usted. Si hizo lo mayor, ¿Cree que dejara de hacer por usted? El suplió su mayor necesidad cuando usted era pecador y enemigo (Rom. 5:10). Por consiguiente, también suplirá todas sus necesidades ahora que usted es Su hijo (Gal. 3:26).
“El que no escatimo ni a su propio Hijo, sino que lo entrego por todos, ¿cómo no nos dara también con él todas las cosas?” (Rom. 8:32).
Muchos predicadores, erróneamente decían que si te conviertes a Cristo se te acabaran los problemas. Si usted vive en esta ilusión, cuando vienen problemas se recibirá un “shock”, ya que se enfrenta a la realidad de que no importa que tanto tiempo se lleve en el Señor, a todos nos vienen problemas. Cuando pensamos que todo va de lo mejor, nuestro alrededor comienza a temblar. Santiago nos habla de esto, “tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas” (Sat. 1:2). Tarde o temprano todos llegamos al fin de nuestra confianza humana. Es en ese momento cuando las palabras del Señor tienen que resonar en nuestro corazón – “Estas cosas os he hablado para que en Mi tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo” (Jn. 16:33). Con Dios no hay situaciones desesperantes, él es la esperanza para todo.
El Ejercicio de Nuestra Fe
Es necesario comprender que la forma de madurar espiritualmente en nuestra vida cristiana, es mediante el ejercicio de nuestra fe. Esa fe se ejercita en el campo de batalla.. Si no fuese así no hubiera necesidad de tomar el escudo de la fe (Ef. 6:16). Juan nos dice que nuestra fe es la victoria que ha vencido al mundo (Jn. 5:4). Dios permita los problemas en orden de que tomemos el escudo de la fe y la espada del Espíritu; entremos en la batalla y experimentemos la victoria que hay en Jesucristo. Problemas no son otra cosa sino oportunidades para confiar en Dios, y no en nosotros mismos.
“Confía en el Señor con todo tu corazón, y no descanse en tu propio entendimiento. En todos tus caminos confía en el Señor y él enderezará tu pasos” (Prov. 3:5-6).
Por fe usted puede reclamar esta promesa y entrar al descanso del Señor. La vida cristiana es una vida de fe que descansa en la obra terminada de Jesucristo.
La Decisión es Suya
Como individuo, usted enfrenta la vida diariamente en uno de estos tres grupos. El primer grupo esta compuesto por aquellos que en este momento están pasando por problemas, situaciones irritantes, y frustraciones. Quizás deprimidos y apunto de apretar el “botón de pánico”. El segundo grupo, son aquellos que en este momento acaban de salir de estas situaciones y tienen un momento de paz. Pero esta paz esta acompañada de una sombra de temor, ya que en cualquier momento pueden entrar en el tercer grupo, que son aquellos a los cuales el problema les esta esperando en la esquina. Esto aunque parece un acertijo es una realidad de la vida. Toda persona en esta vida se enfrenta a una de estas tres situaciones. Bajo tales condiciones, usted tiene una de dos alternativas: Dude de las promesas de Dios y siga miserable, o crea y como creyente descanse y confié en él. Dios le ha dado su Palabra y sus promesas, para que las conozca, las crea, y las aplique a los problemas diarios.
“Porque en el día de problemas…” (Sal. 27:5)
Hay cientos de promesas bíblicas, unas de tiempo y otras de eternidad. Las promesas de eternidad reflejan la realidad de tu salvación y resuelven el problema del temor a la muerte. Ellas alimentan confianza para aquel día cuando Dios las llevara a cabo. El Señor ha prometido, que el que cree en él, aunque este muerto vivirá (Jn. 11:25). También prometió que no habrá dolor, quebranto, muerte, y que todo lo pasado pasara (Ap. 21:4). Que viviremos en una mansión (Jn. 14:3-2), y que le veremos cara a cara (2 Cor. 5:8).
Ya que nuestro futuro esta seguro, tenemos que tomar ahora la provisión del Señor para los problemas temporales de esta tierra. Muchas veces nos preocupamos tanto por lo futuro, que nos dejamos hundir por lo presente. Nos pasa como al hombre que salio de viaje en un tren. Este estaba tan preocupado por llegar que todo el viaje lo paso parado en la puerta de salida. Los demás pasajeros, iban muy descansados en sus asientos disfrutando de el viaje. Ellos sabían que el tren los llevaría a sus destinos. Desayunaron, almorzaron, comieron, y durmieron en el tren. Por el contrario, aquel hombre no probo nada ya que no quiso tomar asiento. El estaba preocupado por llegar. Cuando llegaron a su destino, todos los demás pasajeros estaban muy descansados pero no aquel hombre. El estaba tan preocupado por llegar a su destino, que no quiso participar de nada de lo provisto con el boleto de tren.
Entienda que cuando usted acepto a Jesús como Salvador de su vida su futuro fue provisto. Ponga su enfoque en las promesas del Señor para el ahora. Reclámelas en tiempo de adversidad, hoy, mañana, y en cualquier tiempo. Usted se puede levantar en la mañana y decir, “Gracias Señor por este día que tú has hecho. Porque todavía respiro, y porque no importa lo que venga a mi vida en este día contigo lo puedo enfrentar. Gracias porque tu me haces fuerte para enfrentar los problemas, y por la victoria que me has dado. Gracias porque no pongo la mirada en lo que veo sino en lo que creo. Gracias porque soy mas que vencedor por medio de Jesucristo, y porque tengo la fe que ha vencido al mundo. Gracias por tu presencia conmigo.”
“En todo dad gracias, porque esta es la voluntad de Dios en Cristo Jesús” (1 Tes. 5:18).
“Fue bueno para mi ser afligido, para aprender tus estatutos” (Sal. 119:71).
Para el creyente, la adversidad es un reto que le permite crecer en el conocimiento de la Palabra de Dios. “Dios es nuestra ayuda presente en tribulación (Sal. 46:1). Todo lo necesario para enfrentar el reto esta en la Palabra de Dios. Ponga esta en su corazón. Por fe reclame las promesas relacionadas con su situación, creyendo que el que prometió es integro para *****plir lo que ha prometido. De esta forma usted será fortalecido por el poder mismo de Dios (Heb. 4:11-14).
NO SE LO PIERDA
“Temamos, pues, no sea que permaneciendo aun la promesa de entrar en su reposo, alguno de vosotros parezca no haberlo alcanzado. Porque también a nosotros se nos ha anunciado la buena nueva como a ellos; pero no les aprovecho el haber oído la palabra, por no ir acompañada de fe en los que la oyeron. Pero los que hemos creído entramos en el reposo…” (Heb. 4:1-3).
Al creyente se le amonesta a no tener temor (Is. 41:10). Pero aquí hay una acepción a la regla. En creyente debe de tener temor a no entrar, en la vida de descanso en Cristo. Hay que tener temor de vivir una vida de preocupación, ansiedad, amargura, celos, aburrimiento, irritabilidad, y todo aquello que no se someta al patrón del descanso de Dios. El creyente debe de temer, el no participar de los beneficios que Dios ha provisto en su palabra. Recuerde que las promesas de Dios en su palabra son de beneficio cuando se mezclan con fe únicamente. Una de las promesas de Dios, que Dios tiene buenos planes para su vida (Is. 29:11). No importa lo que haya pasado en su pasado o presente, el plan de Dios para su vida, no ha cambiado. Solo nosotros podemos cambiar ese plan si no entramos al descanso provisto. Podemos descansar sabiendo, que “si confesamos nuestros pecados él es fiel y justo para perdonar” (Jn. 1:9).
DEJE QUE EL SEÑOR OBRE
“Poniendo toda ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros” (1 Ped. 5:7).
“Deléitate en el Señor; y él te dará los deseos de tu corazón. Encomienda al Señor tu camino, confía en él y él hará” (Sal. 37:4-5).
La palabra hebrea para “deléitate” en este salmo, significa “pensar en” o “estar ocupado con”. Cuando se ama mucho a alguien se piensa constantemente en esa persona. Se nos ordena deleitarnos en el Señor, estar “ocupados con” el Señor, o “pensar en” el Señor. La bendición es producto de la meditación en el Señor (Jos. 1:8). El libro de Isaías lo dice de esta forma, “Tu mantendrás en perfecta paz, aquel cuya mente en ti persevera” (Is. 26:3).
La palabra “confiar”, es lo que se conoce como un presente continuo. O sea, que sigamos confiando. Pero, ¿Cómo se puede seguir confiando en medio de la adversidad? El principio bíblico es este, “No mirando las cosas que se ven sino las que no se ven. Porque las cosas que se ven son temporales mas las que no se ven son eternas” (2 Cor. 4:18). Reconozca que hay una situación pero no ponga la mirada en esta. No medite en el problema medite en la promesa de Dios. Le daré un ejemplo personal.
Cuando era pastor en Nueva York, hubo un periodo de tres meses que mis finanzas dejaron de fluir. Yo vivía en un Town House que pagaba $325.00 al mes para ese tiempo. Así que se me atraso la renta. Yo no acostumbro a compartir mis necesidades con la congregación, ya que se las llevo al Señor para que él haga. La iglesia no me daba un salario así que en lo natural no había forma de conseguir dinero.
El dueño del Town House me llamo un viernes para decirme que necesitaba el dinero de la renta para el lunes en la mañana. Era un total de $1000.00 con el atraso. Confiando en la promesa de Dios, que él suplirá todas mis necesidades de acuerdo a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús (Fil. 4:19), le dije al hombre que le daría el dinero el lunes. El diablo trato de desanimarme, y las circunstancias me decían que no había forma de conseguir el dinero. Me fui a mi closet de oración y le dije al Señor estas palabras, “Señor, tu dices en tu palabra que todo lo que pidiere en oración crea que lo recibo (Mt. 11:14). Dices que todo lo que pidiere en tu nombre tu lo harás (Jn. 14:13). Tu lo has dicho y yo lo0 he creído, por lo tanto te doy gracias por los $1000.00 para pagar la renta.”
Llego el sábado, y en lo natural no se veía el dinero. Pero yo no estaba mirando lo natural que es lo que se ve. Sino lo espiritual, las promesas de provisión. Yo continuaba diciendo, “Gracias Señor porque tengo el dinero de acuerdo a tu palabra”.
Al llegar el domingo, estaba parado a la puerta de la iglesia y se me acerco una hermana. Me entrego un sobre y me dijo, “Pastor una pequeña ofrenda de gratitud por lo que Dios ha hecho en mi vida”. La hermana desconocía mi necesidad, pero aquel a quien yo había encomendado mi camino si la conocía. En aquel sobre habían $1000.00 en dinero efectivo. ¡Gloria a su nombre!
LA BATALLA ES DEL SEÑOR
Este principio salio de los labios de David cuando se enfrento a Goliat. Cuando usted se encuentre ante situaciones difíciles, cuando este pasando por ansiedades, ponga su carga en Dios. Esta ya no es su batalla. Jesús dijo que trajéremos a él nuestras cargas y que de esta forma obtendríamos reposo (Mat. 11:28). En momentos difíciles levante sus ojos y vea la salvación de Dios.
Cuando usted trata de solucionar sus problemas por usted mismo, usted vera que las cosas no saldrán como deberían de salir. Saúl trato de vestir a David con su armadura, pero David se la quito ya que era armadura de hombre. La armadura de hombre lo cual es nuestra forma humana de hacer las cosas jamás nos dará victoria. Hay que ponerse la armadura de Dios para que se obtenga victoria segura. Al estar vestido con esa armadura podremos descansar en la batalla. El principio del descanso espiritual en medio de la batalla, esta basado en esta promesa, “En el mundo tendréis aflicción, mas no temáis yo he vencido al mundo. Mi paz os dejo, mi paz os doy, no como el mundo la da yo os la doy” (Jn. 14:27).
Si tratamos de resolver los problemas de la forma que el mundo lo hace, el resultado según Jesús, será aflicción. Por el contrario, podemos tomar nuestra posición en Cristo, y descansar en la victoria que él no ha dado. La paz del Señor gobernara nuestras almas y tendremos reposo en él. Recuerde, el problema no es problema, sino lo que hacemos con el.
CARASTERISTICAS DEL DESCANS0 ESPIRITUAL
“Porque el que ha entrado en su reposo… (Heb. 4:10-11)
Primero, descanso espiritual es una fe continua. una fe habitual. Esto se conoce como “perseverancia” o “paciencia” (Rom. 12:12). Paciencia no significa que nos sentemos y hagamos nada. Paciencia, como se describe en la escritura, es estar firme en la palabra de Dios. De esta forma se sigue ejerciendo la fe aun cuando los problemas persisten; o sea, nos agarramos de las promesas de Dios cuando llegamos a la calle sin salida.
Segundo, descanso espiritual es la ausencia de pobras. No es que usted deje de trabajar y se vuelva un vago. Significa que usted no trata de resolver los problemas fuera del patrón y provisión de Dios. Usted experimentara una paz mental en medio de todo lo que este pasando a su alrededor.
Cuando Dios termino de crear todo, el descanso. Esto no es, que Dios estaba cansado; sino que su obra estaba terminada (Gen. 2:2). Como un memorial a su provisión de gracia, Dios declara un reposo. Este reposo se origino desde la fundación del mundo (Heb. 4:3), y es para siempre. Dios ya ha resuelto todos los problemas de la humanidad y ahora ofrece la solución para cada dilema. El asegura descanso para todo aquel que reclame sus promesas por fe.
Esto lo hace en una de dos maneras. Ya sea que le libra del problema, o entra en el problema con usted; tal como hizo en el caso de Daniel y los leones. Dios conoce lo que toma para que el problema obre para bien y sú propósito sea *****plido (Rom. 8:28).De cualquiera de las dos maneras podemos dormir en la cueva de los leones.
Tercero, descanso espiritual es una vida de oración. Pero no una oración desesperada como la de los discípulos en la barca, “sálvanos que perecemos”. Una oración que denota la confianza en aquel que esta siempre presente para librarnos (Sa, 46:1). El Señor nos demostró esta confianza, cuando oro frente a la tumba de Lázaro, “Padre gracias te doy por haberme oído” (Jn. 11:41).
ENTRANDO AL DESCANZO
Hay tres pasos para experimental esta vida de descanso. Esto es para aquellos que han aceptado a Jesucristo como salvador de sus vidas. Si usted todavía no le conoce puede hacerlo en este momento y así podrá poner en práctica esta enseñanza. Pídale a Jesús que entre a su corazón y perdone todo sus pecados. Crea que él lo hace al usted pedir.
Paso 1. Reclame una promesa que estabilice o ancle su alma. Confiese esa promesa y medite en lo que esta significa para usted. Comprenda que desde el punto de vista divino, su situación no es crítica. Dios todavía sigue en control, y como siempre tu vida esta en sus manos. Esta realidad calmara el temor y le permitirá usar la fe eficazmente.
Paso 2. No se deje mover por lo que sus ojos físicos están viendo. Mire con los ojos de la fe. Vea las cosas que no son como si fueran. Llame lo que no es como debe de ser. Este es el principio por el cual opera la fe ( Rom. 4:17).
Paso 3. Camine en victoria. Recuerde que victoria no es la ausencia de problemas, sino la confianza de que Dios esta conmigo en medio del problema. Véase en victoria, la derrota es siempre resultado de una imagen de derrota. Recuerde este principio bíblico, “Como el hombre piense de si mismo, así es él” (Prov. 23:7).
Una vez puestos en practica estos tres pasos, (y note que dije practica, no una vez o dos veces), encontrara que su alma se anclara en la palabra de Dios y descubrirá lo que es habitar en el Señor. Vera como los pequeños problemas de la vida caen a la luz de la fidelidad de Dios. Usted podrá descansar y confiar el él, por soluciones día a día.
DEPENDA EN EL SEÑOR
Uno de los retos mas grandes en la vida cristiana, es la dependencia en el Señor. Depender sin inyectar soluciones humanas. No estoy diciendo sentarse y dejar que todo se nos venga abajo, o tratar de escapar de la realidad. Depender en el Señor es confiar constantemente en él. He aquí el secreto, “El da fuerzas al débil. Y al que no tiene fuerzas le da poder” (Is. 40:29). En ningún lugar de la Biblia, dice que “Dios ayuda al que se ayuda”. Dios ayuda a los que no tienen ayuda. Usted puede tratar de resolver sus problemas fuera del patrón de Dios, y siempre estará dando contra la pared. Lo que usted necesita es reconocer que en sus propias fuerzas usted no puede, y comience a depender en él. El Señor peleara por usted mientras usted guarda silencio (Ex. 14:14).
“Los que esperan en el Señor recibirán nuevas fuerzas; levantaran vuelo como el águila, correrán y no se cansaran, caminaran y no se fatigaran” (Is. 43:31).
El resultado de depender en el Señor es un intercambio de fuerza humana en fuerza divina. O sea, cuando usted dice, “Señor no puedo pero confió en ti”, el Señor dirá, “Pero yo si puedo por tu confianza, y te daré las fuerzas necesarias para enfrentar cualquier crisis”. Usted cambia su decadencia por el poder de Dios. Como resultado usted volara como el águila.
Usted “correrá y no se cansara”. Note que esta fuerza divina no es para los de carrerita. ¿Qué es carrerita? Es mi titulo para aquellos que corren por un ratito, especialmente cuando están en problemas. Cuando salen del problema se les termina la carrera. Fuerza divina es para los corredores de larga distancia que apropian la palabra de Dios en forma constante. El poder de Dios no fluctúa, es constante, y no depende de la fuerza humana o de las emociones. La fuerza divina en tu vida dependerá de tu confianza en la palabra durante los tiempos difíciles y los tiempos buenos. El apóstol Pablo lo expreso así, “He aprendido a contentarme, cualquiera que sea mi situación” (Fil. 4:11). No importa la situación estoy tranquilo, en paz, y contento con el Señor que me ha dado reposo.