La gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo. Juan 1:17.
Esta declaración es la clave de todo lo que sigue en el evangelio de Juan. A través de todo el evangelio hallamos este doble énfasis sobre la verdad por una parte, y sobre la gracia por otra. La verdad siempre presentará sus demandas, y la gracia siempre estará presente para satisfacerlas. En el incidente relatado en el capitulo 8, de la mujer tomada en adulterio, la verdad es evidente. El Señor no le dijo: “Está bien, no has pecado”. No dijo a los judíos que lo que ella había hecho no era nada serio y que El no estaba preocupado. Sus palabras fueron: “El que esté sin pecado, arroje la piedra primero”. La verdad estaba en evidencia; ella había pecado y de acuerdo a la ley debía ser apedreada. Pero también se manifestó la gracia, pues cuando todos se retiraron se volvió a ella y le dijo: “Ni yo te condeno”. A través del evangelio de Juan encontramos que la verdad siempre va acompañada de la gracia.
¡Jesús es el Señor!
«Y hablaron contra Dios, Diciendo: ¿Podrá poner mesa en el desierto? He aquí ha herido la peña, y brotaron aguas, y torrentes inundaron la tierra.. Salmo 78:19,20
UNA MESA EN EL DESIERTO
Watchman Nee
10. de febrero
Era Abraham de noventa y nueve años, cuando le apareció Jehová y la dijo: Yo soy el Dios Todopoderoso; anda delante de mí y sé perfecto. Génesis 17:1.
Dios no le dijo estas palabras al Abram fuerte, al hombre que podía producir un Ismael. Aguardó hasta que su siervo fuera incapaz, aunque lo quisiera, de repetir el hecho. Sólo entonces Dios vino y se le presentó con este nuevo descubrimiento de Su persona como el Dios Todopoderoso.
No hay señales, aparentemente, de que Abram se haya arrepentido de su acción. Por el contrario, parece que Ismael se estaba constituyendo en algo precioso para él. ¿No había descubierto su error? ¿No habías buscado a Dios? Si no lo había hecho, podríamos decir desde un punto de vista humano, que no había mucha esperanza para él. Pero la esperanza no dependía tanto de sí él lo quería a Dios, sino si Dios lo quería a él, y ciertamente Dios lo quería. Todavía estaba obrando en su siervo; no lo había abandonado. “Comprende que soy Todopoderoso”, dijo Dios, “y camina a la luz de ese conocimiento”. “Sé perfecto” significa, entre otras cosas, “sé perfecto en debilidad”, permitiendo que el Dios Todopoderoso lo haga todo.
¡Jesús es el Señor!