Los Cielos Cuentan La Gloria De Dios

Después de apacentar a sus ovejas para dormir, David miró hacia arriba. Asombrado, se dio cuenta de las estrellas que justo a tiempo habían tomado sus asientos asignados en el cielo oscurecido. “Los cielos cuentan la gloria de Dios”, el salmista dijo – la maravilla astronómica es demasiado como para ser ignorada. Y, con sólo su visión de 20/20, sus ojos como esponjas, absorbieron la grandeza de un cielo empapado de estrellas. “Él cuenta las estrellas y las llama por su nombre.”

Oh David, cuánta razón tenías. Pero lo que no sabía era la cantidad de estrellas que significaba, y la cantidad de nombres que requería. David no lo sabía, y nosotros tampoco. Sin embargo, la ciencia, siempre está lista para tomar su calculadora, afilar su lápiz y dar una respuesta.

Contar las estrellas ha sido una obsesión de antaño. La historia nos dice que, antes de Galileo, el conteo estaba en alguna parte entre 2,000 y 3,000 estrellas con sólo la ayuda del ojo desnudo eso era lo máximo que la gente podía discernir. Pero en el siglo XVII el famoso astrónomo italiano, con el uso de un telescopio crudo, comenzó a contar las estrellas y descubrió la inmensidad de los cielos.

Avanzamos rápidamente tres siglos y llegamos al Observatorio Palomar en el Sur de California, con su enorme telescopio reflector de 200 pulgadas. George Ellery Hale planeó, diseñó y construyó el proyecto durante 20 años. Cuando lo completó, los astrónomos se asomaron al lente, y calcularon que podían observar 500 millones de años luz en el espacio. ¿Qué vieron? ¡Estrellas!

En 1990, el Telescopio Espacial Hubble fue diseñado para superar a Palomar ayudando a los astrónomos a deshacerse de la contaminación lumínica de la tierra. Hubble fue lanzado a 354 millas en la atmósfera superior. Sin embargo, pocas semanas después de la implantación, imágenes defectuosas revelaron que el espejo primario de Hubble había sido moldeado de forma equivocada – fue demasiado para 2,200 nanómetros. Entonces, el trabajo de reparación en el espacio retrasó el uso del telescopio durante tres años. Pero, una vez que el espejo estuvo en operación, los astrónomos pudieron observar 13 mil millones de años luz en el espacio. ¿Y qué vieron? ¡Estrellas!

Sin embargo, la ciencia no ha terminado con su apetito insaciable de observar las estrellas. Hoy en día, está en construcción y a prueba, el telescopio espacial James Webb, previsto para su lanzamiento al espacio exterior en Octubre del 2018. Mientras que el Hubble está en órbita alrededor de la tierra a unas míseras 354 millas, el Webb encontrará su casa a un millón de millas de la Tierra, en órbita alrededor del Sol. Con el Webb se espera, debido a sus detectores infrarrojos, ver 100 veces más lejos que con el Hubble.

Y, ¿qué van a ver desde el Telescopio Webb? ¡Estrellas!

Sin embargo, aún no se puede responder la pregunta: “¿Cuántas estrellas hay allá arriba?”

Pues bien, La NASA no ha podido dar una cifra concreta. Pero, lo que han dicho es que nuestra galaxia, La Vía Láctea, alberga 400 mil millones de estrellas. Y hay alrededor de 100 mil millones de galaxias en el “universo perceptible.” El número oficial de los cuerpos celestes es, como dice La NASA, “no numerable e incalculable.”

Sin embargo, ¡no lo es para nuestro Dios! “Él cuenta las estrellas y se las conoce por su nombre.”

No es de extrañar que el salmista haya dicho: “Cuando veo tus cielos, la obra de tus dedos, la luna y las estrellas que has puesto en su lugar, [concluyó] qué admirable es tu nombre en toda la tierra.”

Hay un gran paralelismo entre la mirada a escondidas en las maravillas celestes a través de un telescopio, y el trabajo que hacemos cada semana desde nuestros púlpitos. Abrimos su palabra y enseñamos acerca de nuestro Creador, pero es una visión limitada, es sólo la punta del iceberg. Damos a penas unos pequeños vistazos hacia la eternidad, a través de un telescopio. Hablamos de la inmortalidad desde el punto de vista de un mortal y ofrecemos su palabra viva a través de nuestros labios. Decimos todo lo que sabemos acerca de un Dios omnisciente. Con todas nuestras fuerzas hablamos de su omnipotencia. En nuestro mundo siempre cambiante hablamos de su inmutabilidad. Fielmente trabajamos a través de sus escrituras pero su verdad nunca puede ser agotada. Y aunque “veamos a través de espejos y a obscuras” sigue siendo una vista fabulosa cada vez que echamos un vistazo. Hay mucho que presumir sobre nuestro Dios. Por tanto, apuntemos a Él con orgullo. Bendiciones,

Ron Walters

Vicepresidente Ejecutivo de Relaciones Ministeriales

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