Uno de los acercamientos más comunes a la interpretación de las Escrituras es el que podría llamarse «intuitivo» (pone su énfasis en la aplicación personal inmediata). El acercamiento «científico» hace uso de las herramientas de la crítica literaria, los estudios históricos y antropológicos, la lingüística, etc.. Y un tercer acercamiento es el «contextual», que combina las ventajas de los otros dos métodos y reconoce la manera en que los lectores contemporáneos han de escuchar y entender el texto. Así pues, la hermenéutica y el contexto histórico están fuertemente vinculados entre sí..
El proceso interpretativo no es un proceso en una sola dirección, ya que cuando los intérpretes se acercan a un texto bíblico particular, sólo pueden hacerlo desde su propia perspectiva. Esto da lugar a un proceso complejo, dinámico, que sigue a una doble dirección y puede describirse como un «circulo hermenéutico». En éste, los interpretes y el texto entran en diálogo y se condicionan mutuamente.
2) ¿ Cuáles serían los elementos distintos de una hermenéutica evangélica ?
a) LA SITUACION HISTORICA DEL INTERPRETE
Los lectores u oyentes de las Escrituras no viven en el vacío, sino en situaciones históricas particulares, en culturas específicas. De éstas derivan no sólo su lenguaje, sino también su manera de pensar, actuar, sus métodos de aprendizaje, sus reacciones emocionales, sus valores, intereses y metas.
No hay transposición del mensaje bíblico posible a menos que los intérpretes estén familiarizados con el marco de referencia dentro del cual el mensaje ha de cobrar significado.
b) LA COSMOVISION DEL INTERPRETE
La manera en que el intérprete entiende la realidad. Los intérpretes tienden a acercarse a las Escrituras desde su propia perspectiva. Tienen su propia cosmovisión, su propia manera de entender la realidad. Esto les impone ciertas limitaciones pero también les capacita para ver la realidad como un todo coherente.
c) LAS ESCRITURAS
La hermenéutica tiene que ver con el diálogo entre las escrituras y el contexto histórico contemporáneo. Su propósito es trasponer el mensaje bíblico desde su contexto original a una situación histórica contemporánea. La tarea del intérprete es dejar que «el texto hable». Se debe dar a las palabras el sentido distintivo que les dio su autor, leyéndolas en el contexto de otras palabras. Luego cada palabra debe ser estudiada en el contexto del tiempo a fin de determinar el significado que tuvo para quienes la escucharon inicialmente. El transfondo religioso, cultural y social es de la mayor importancia para penetrar a la mente del autor por medio de las palabras.
d) LA TEOLOGIA
Para ser válida y apropiada, debe reflejar la fusión de los horizontes de la situación histórica y los horizontes del texto. Será relevante en la medida en que logre expresarse en los símbolos y formas de pensamiento que forman parte de la cultura a la cual se dirige y responder a las preguntas y preocupaciones surgidas en ese contexto. Será fiel a la Palabra de Dios en la medida en que se base en las Escrituras y demuestre el poder del espíritu para *****plir su propósito.
CUESTIONES FUNDAMENTALES DE HERMENEUTICA
De Emerich Coreth
1) EL PROBLEMA TEOLOGICO
Muy anterior al concepto de hermenéutica, muy anterior al problema actual de la hermenéutica está la cuestión misma de la interpretación correcta de la Sagrada Escritura.
Según Lutero, la Biblia no puede ser interpretada a partir de la doctrina tradicional de la Iglesia, sino que ha de entenderse por sí misma; ella es sui ipsius interpres. El principio de Scriptura sola significa un principio hermenéutico nuevo, frente al cual la Iglesia católica declara expresamente en el concilio Tridentino que la interpretación de la Sagrada Escritura corresponde a la Iglesia: «A ella in*****be el juicio sobre el sentido real y la explicación de la Sagrada Escritura»
Al teólogo Bultmann le importa en primera línea la intelección humana, y por esto refiere las afirmaciones bíblicas sólo a la autocomprensión humana; para él la palabra de Dios tiene sólo significación en cuanto sirve a esta autocomprensión humana. Contra eso Barth acentúa que se trata en primer lugar de la palabra de Dios, de la libre revelación de Dios en Jesucristo, revelación que no puede ser esperada ni calculada anticipadamente, cuyo sentido no puede con más razón ser fijado por un horizonte determinado y limitado de la autocomprensión humana. Gerhard Ebeling y Ernst Fuchs, sobre el transfondo de esta problemática de Barth y Bultmann han llevado adelante en el marco de la teología protestante, principalmente ellos, las exigencias de la hermenéutica. La teología es determinada según su esencia como hermenéutica.
Sin embargo, el problema de una hermenéutica bíblica no queda limitado al marco de la teología protestante, se plantea también en la teología y en la exégesis católica. En la constitución del concilio Vaticano II se acentúa el carácter divino y humano de la Sagrada Escritura. En cuanto es palabra humana pronunciada en la historia y transmitida a través de ella, debe ser investigada historicocríticamente con los medios de la ciencia moderna según los orígenes históricos de cada libro y según las formas de pensar y hablar que actúan en ellos. A pesar de ello, la Biblia es una totalidad en que se anuncia el salvador mensaje de Dios transmitido en la fe de la Iglesia, que se interpreta y continúa actuando en la vida y en la doctrina de la Iglesia y, por ello debe ser entendida a partir de esta continuidad total y vivamente histórica. Con ello se ha abierto ciertamente de una manera fundamental el camino para la investigación e interpretación científicas de la Sagrada Escritura.
2) EL PROBLEMA DE LA INTELECCION
Hermenéutica es para Schleirmacher «el arte de comprender», más exactamente una doctrina metódica que como tal está ordenada no a un saber teorético, sino a un manejo práctico, a saber, a la práctica o técnica de la interpretación correcta de un texto hablado o escrito. Aquí se trata de «comprender», lo cual desde ahora se convierte en la noción y el aspecto fundamentales de toda la cuestión hermenéutica. Este autor acentúa que es necesario un «meterse adentro» del autor, un «aclimatarse» a su situación e intención, a su mundo de pensamiento y de representación.
Un importante paso adelante en vistas al problema hermenéutico lo realiza Martin Heidegger quien en su análisis de la «intelección» comprueba el «círculo hermenéutico», que formula expresamente y que a partir de él penetra en toda la discusión actual del problema hermenéutico. Toda intelección muestra una «estructura circular», puesto que sólo dentro de una totalidad de sentido previamente proyectada «algo» se abre como «algo» y toda interpretación (como refundición de la intelección) se mueve en el campo de la intelección previa, y, por consiguiente, lo presupone como condición de su posibilidad. «Toda interpretación que deba incluir comprensión, debe haber entendido ya que hay que interpretar».
También Hans-Georg Gadamer se remonta al «círculo hermenéutico» en el sentido de Heidegger y muestra el significado positivo del «prejuicio». Esta palabra, que recibió por primera vez su sentido peyorativo a partir de la ilustración, en su empeño por una ciencia carente de presuposiciones, libre de prejuicios, Gadamer se ha esforzado en revalorizar, lo que significa no otra cosa que una «precomprensión» sobrevenida históricamente y todavía no reflexionada científicamente, la cual, prescindiendo de hasta que punto alcanza el pleno sentido de la cosa, abre sin embargo un primer acceso de la intelección que prepara el camino a cualquier comprensión ulterior y más profunda que, por consiguiente, es presupuesta por ésta.
3) EL PROBLEMA DEL LENGUAJE
La instauración de la «filosofía del lenguaje» significa algo nuevo frente a todas las reflexiones acerca del lenguaje que existieron en múltiple forma. De una concepción miticomágica del lenguaje, concepción para la cual la palabra y la cosa forman un todo, o sea que el conocer el nombre proporciona fuerza sobre la cosa,
Esta concepción del lenguaje en que la función objetiva de significación está en el primer plano, pero en la cual ya no se vio la totalidad viva del acontecer del lenguaje en su función originariamente creadora y reveladora de sentido, penetra en la tradición de casi toda la filosofía occidental.
Una visión nueva del lenguaje recibe la máxima claridad en WILHELM VON HOBOLDT, quien lucha ante todo por una comprensión de la unidad viva del lenguaje. El lenguaje es para él, la unidad en oposición al espíritu individual y objetivo, porque ciertamente cada uno habla su idioma, pero al mismo tiempo es introducido por el idioma en una comunidad idiomática, y con ello en el «espíritu objetivo» de una configuración histórica y cultural de la humanidad. Aquí se ofrece por primera vez en el lenguaje la «totalidad» de una visión del mundo y la objetividad se da por primera vez en esta totalidad transmitida lingüísticamente. Por esto el lenguaje debe ser considerado y entendido también en su totalidad. La abstracción y análisis de palabras y de reglas aisladas, como ocurre en la desmembración científica, no puede jamás explicar esta totalidad.
También aquí nos sale otra vez al encuentro, pero ahora en vistas al acontecer lingüístico, el problema de la intelección de cada cosa en la totalidad de un contexto de sentido y significación, que hermenéuticamente resulta significativo. «Tampoco aquí materia y forma, receptividad y espontaneidad (como antes las oposiciones de los «subjetivo» y lo «objetivo», de lo «individual» y lo «común») son fragmentos que caen en pedazos, de los que se compone el proceso del lenguaje, sino que son momentos precisamente en este mismo proceso genético que se pertenecen mutua y necesariamente, los cuales se dejan separar unos de otros sólo en nuestro análisis.
A través de la ampliación del problema del lenguaje, la filosofía analítica se acerca actualmente en algunos puntos de vista no sólo a la fenomenología de Husserl con su problema de la «vida del mundo», sino también, a pesar de la profunda diferencia de planteamiento, a una hermenéutica existencial en la que Heidegger busca entender el lenguaje en la totalidad del comprensivo «ser en el mundo».