La unción se relaciona con la participación y expresión NORMAL del Espíritu Santo en la vida cristiana, derivando en nosotros todos los potenciales divinos a favor de la seguridad y eficacia del evangelio. Toda la emanación divina fluye o influye favorablemente a favor de los sujetos de su obra.
Así que, entonces la unción no es esa, digámosle, particularidad evangélica que solo es parte de algunas personas, tampoco es un privilegio para personas fueras de serie dentro de nuestro contexto eclesiástico o una acción o mover fuera de lo común del Espíritu Santo. Como se puede notar, la unción es algo muy normal para personas en la cual el Espíritu no encuentra estorbo para obrar en y a través de ellas para beneficiar la obra que es de Él. Notemos como en Isaías 61 esta profecía perteneciente al Mesías que habría de venir y que involucraría a todo seguidor de Jesucristo –versículos 1al 3- como consecuencia de la unción es posible: estar capacitados para predicar las buenas nuevas a los abatidos, vendar a los quebrantados de corazón, publicar libertad a los cautivos y a los presos apertura de la cárcel, promulgar el año de la buena voluntad de JEHOVA y día de venganza del Dios nuestro, consolar a los enlutados dándole gloria en lugar de ceniza, óleo de gozo en lugar de luto, manto de alegría en lugar de espíritu angustiado; siendo estas cosas no mas que reflejos de las sencillas practicas cristianas de las que hablo Jesús en Marcos 16: 17-18: ‘ y estas señales seguirán a los que creyeren: en mi nombre echaran fuera demonios:, hablaran nuevas lenguas; quitaran serpientes, y si bebieren cosa mortíferas, no les dañara, sobre los enfermos pondrán sus manos, y sanaran’. De aquí podemos consolar a muchos que bien intencionadamente han buscado la unción para ser efectivos, diciéndole que aunque no esta a la vuelta de la esquina (como veremos mas adelante) es una particularidad evangélica real a disposición de todo creyente.
A) ¿Cómo reconocer la unción?
En primer lugar debemos decir que no todo es unción y aunque dar un concepto de unción que recoja todo lo que de ello se deriva es difícil y comprometedor, reconocerla se nos constituye un reto. En la unción se nota:
– Madurez espiritual
Es importante reconocer que es y que no es la unción. Muchos identifican la unción por las demostraciones públicas de dones en la Iglesia o la forma convincente con la cual expresan tal o mas cual verdad evangélica sacada de las escrituras. De ser así, entonces la Iglesia de Corintios tendría que ser nuestra meta en cuanto a ello, incluyendo a demás aspectos tales como la inmadures espiritual y su falta de perspectiva poco centrada en Cristo –algunos decían: Yo soy de Pablo, pues yo soy de Apolos, y yo de Cefas, y yo de Cristo. No debemos perder de vista que la unción es manifestada fundamentalmente en aquellos en los cuales el E.S no encuentra estorbo para mostrarse en y a través de ellos para lograr objetivos específicos y estos creyentes son considerados maduros en Cristo.
-Presencia divina
Otros la identifican en lo espectacular de sus ministerios, si hay algo de sobre natural en ellos, eso es suficiente para concluir: HAY UNCION. Ello nos perdería inevitablemente y podríamos ser engañados sin piedad. La unción aunque produce milagros y señales en dependencia del don que haya sido dado al portador de ella (I Cor 12:4-10) también debe de incluir presencia divina. No porque los sirvientes de Faraón sacaran serpientes de sus bastones y convirtieran el aguan en sangre de la misma forma que lo hizo Moisés tuvieran la Unción del Santo. Jesús hablándoles a sus discípulos acerca del final de los tiempos les enseño acerca de las señales que podrían engañar aun a los escogidos, Apocalipsis nos alerta también de ciertos poderes espectaculares que les serán dados al anticristo para engañar a la humanidad haciéndose pasar por Dios.
-Sentido de propiedad
Cierta parte de nuestras congregaciones, especialmente los nuevos convertidos son arrastrados por personajes que hablando en nombre de la experiencia (hablo de tiempo no de vivencias), ejercen cierta influencia aparentemente ‘positivas’. Las mayorías de ellas invocan experiencias no personales y el toque inauténtico de sus orientaciones es posible notarlos por los mas maduros en el evangelio. Los más niños en la fe reconocerán la ‘unción’ también en ellos. Hasta los demonios reconocen cuando el cristiano esta falta de propiedad. El libro de los Hechos de los Apóstoles nos cuenta la experiencia de como alguien osó usar el nombre de Dios para expulsar demonios, sin tener ninguna experiencia con El, y ellos identificaron la falta de propiedad en sus palabras: ‘a pablo conocemos y a Jesús pero a ustedes no le conocemos…’
La autenticidad evangélica a demás de ser un anhelo de todo creyente, es en gran medida un indicador del sentido de propiedad divina con la cual se realizan los distintos ministerios y operaciones del Espíritu Santo en la Iglesia. Es una fiel señal de la verdadera unción en el ministerio evangélico de la Iglesia que fue fundada por los apóstoles.
-Sentido de Respaldo
El ungido no solo es maduro, y autentico en sus acciones, sino que también participa en sus características el respaldo divino. Entendamos como respaldo la acción de colaboración, apoyo y defensa de cada tarea llevada a cabo por el Ungido, claro está que es Dios quien lleva a cabo estas acciones.
a)Colaboración: Cada movimiento del ungido esta matizado por lo que Jesús mencionó como una de las herramientas mas efectivas del ministro evangélico: ’Sin mi nada podéis hacer’. La colaboración no significa que Dios nos ayuda a lograr efectos útiles en quienes nos escuchan o están bajo nuestro liderazgo, la colaboración celestial esta basada en el uso que Dios nos da como instrumentos en sus manos para lograr ello. Pablo enseño a los cristianos de Corintios a cerca de esto: ‘Yo planté, Apolos regó; pero el crecimiento lo ha dado Dios. Así que ni el que planta es algo, ni el que riega sino Dios, que da el crecimiento. Y el que planta y el que riega son una misma cosa; aunque cada uno recibirá recompensa conforme a su labor. Porque nosotros somos colaboradores de Dios… ’. I Co 3:6-9ª.
b) Apoyo: El apoyo es la distinción que más se nota en un ungido. El apoyo es consecuencia del deseo de Dios y de nuestra mayor aspiración: santidad y temor. Jesús explicó el apoyo incondicional del Padre en todo cuanto Él hacía de esta forma: ‘Mi Padre no me ha dejado porque yo hago siempre lo que el le agrada’. No es de extrañar que Dios Padre diera su apoyo divino en el bautismo de Jesús con estas palabras: ‘Este es mi hijo amado en quien tengo complacencia’, y en el monte de la transfiguración apoyara la deidad de su Hijo primogénito diciendo: ’Este es mi hijo amado, a Él oíd’.
c) Defensa: Es la acción de redimir o enfrentar en nombre de. Dios enfrenta a quien deba de enfrentar en su momento para redimir a sus Ungidos. El ungido conoce bien que su ‘fortaleza y su roca donde puede acudir continuamente es Jehová de los Ejércitos’; conoce que la venganza -acción defensiva de Dios para mostrar su respaldo delante de los hombres- es de Jehová de los Ejércitos.
De todo ello se desprende que todo Ungido muestra en su quehacer sentido de respaldo divino, Dios los usa como instrumentos y colaboradores para su obra en la tierra. Ellos no buscan ni hacen para su obra individual, sino para la obra de quien les llamó.
En un Ungido se muestra claramente que Dios está con El en todo cuanto emprende. El pueblo de Israel que salió de Egipto llegó a esta conclusión con el liderazgo de Moisés, al pedirle al sucesor de este, Josué, una sola cosa: ‘Nosotros haremos todas las cosas que nos has mandado, e iremos adonde quiera que nos mandes. De la manera que obedecimos a Moisés en todas las cosas, así te obedeceremos a ti; solamente que Jehová tu Dios este contigo, como estuvo con Moisés’. (Jos 1:16-17).
Ante las murmuraciones, acusaciones y obstáculos en la visión del Ungido, será siempre característico su desprendimiento del orgullo y la soberbia personal. Ellos conocen que no tiene derecho a defenderse, saben que su vara tarde o temprano reverdecerá en frente del pueblo que le escarnece o les sigue, esperan que Dios acepte notoriamente delante de sus trasquiladores el incienso en el altar mientras sus enemigos son tragados por la tierra.