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LA DIRECCION DE UN CULTO DE ADORACION

Cada iglesia deberá ser una comunidad de adoradores. En el desarrollo de
la adoración como cuerpo, mucho depende del que dirige el servicio.

A) CUALIDADES QUE DEBEN TENER LOS LIDERES

1) Dirigir la adoración es un ministerio especial. No todos tienen el don
para desarrollar este ministerio. A menudo el pastor no tiene esta
habilidad particular. En ese caso, debería buscar en la congregación a
alguien que posea tal don y desear que esa persona tome la dirección en esa área particular.

2) El que dirige deber ser un adorador. Es esencial que aquel que es
llamado a dirigir a otros en la adoración sea hábil y adepto en tal aspecto.
Es imposible dirigir a otros en algo a menos que el que dirige haya
aprendido los requisitos y la habilidad de la adoración. Esta persona
deberá estar libre en su propio espíritu y ser capaz de alabar y adorar
libremente a Dios en su vida persona.

3) Madurez espiritual. El que dirige la adoración deber ser un cristiano
con madurez y experiencia en las cosas del Espíritu. Su desarrollo
espiritual debe ser igual (y preferiblemente superior) al de la congregación
que trata de dirigir. Tal madurez proporciona confianza al que dirige,
además de producir un sentimiento de seguridad en la congregación.

Deberá controlar su propio espíritu de manera que sus pensamientos,
sentimiento y emociones personales no interfieran en el servicio. Tiene
que ser además un hombre de fe, no sólo con la destreza para discernir la
dirección del Espíritu Santo, sino con fe para percibir lo que El quiera
comunicarle a los santos congregados. Deberá ser un cristiano que exhorte,
que motive y anime a los creyentes en Cristo.

4) Sensibilidad espiritual. El líder ideal habrá desarrollado un oído
sensible a la voz del Espíritu Santo. El Espíritu mismo dirigirá el culto
si su director se mueve de acuerdo a Sus impulsos. Los cultos de adoración
deberán ser dirigidos bajo la unción del poder de Dios. No obstante, El
siempre usará los canales humanos. Por consiguiente, el líder debe poseer
una conciencia espiritual profunda en este particular. Esta misma virtud
le será transmitida a la congregación. Empezarán a desarrollar la
capacidad para percibir los impulsos del Espíritu, y a penetrar en ellos
quieta y confiadamente.

5) Humildad genuina. Un buen dirigente siempre intentará «ocultase detrás
de la cruz». Nada arruinará la atmósfera espiritual de un servicio más
rápidamente que un líder egoísta que se proyecta a sí mismo constantemente
en el servicio. El Espíritu Santo desea glorificar a Cristo, sin desviar
en lo absoluto su punto de atención hacia un ser humano. Nadie deberá
gloriarse en la presencia de Dios. En lugar de atraer la atención de
congregación hacia sí, el líder siempre deberá buscar dirigir la atención de
la congregación hacia Cristo.

6) Preparación en oración antes del servicio. El que dirige siempre deberá
pasar algún tiempo en oración en privado. El tema de un culto puede ser
discernido previamente de esta manera. El espíritu del que lo dirige puede
ser sintonizado con el Espíritu de Dios. De esa manera el culto puede
moverse directamente hacia el interior de Sus propósitos divinos desde el
principio. No deberán haber cosas tales como los «preliminares» en un
culto de adoración. Todo el servicio, desde el primer momento, debe
dedicado para la honra y gloria de Dios. Demasiados predicadores
consideran todo lo que va antes del sermón como los detalles preliminares –
necesarios, pero ni demasiada importancia. La verdad es que lo que precede
al sermón generalmente es mucho más importante, ya que el sermón es dirigido
a la congregación, mientras que la adoración es dirigida directamente a Dios.

7) Confiere suficiente tiempo a la adoración. La manera en que muchos
«cultos de adoración» son acelerados, es in insulto a la majestad de Dios.
Tenemos que reconocer la importancia de la adoración como cuerpo y darle el
tiempo necesario. El tiempo de adoración no debería ser desperdiciado en
una charla innecesaria de parte del que dirige el servicio. Su verdadero
cometido es sintonizar a la congregación con el Espíritu de Dios tan pronto
como pueda y lo más dulcemente que pueda. La charla y los comentarios
innecesarios pueden distraer la congregación de tan importante propósito.
Cuando la gente ha venido a adorar a Dios y quieren entregarse a El en
alabanza y adoración, es triste cuando son retrasados e impedidos por
aquella persona que ha sido nombrada para guiarlos en la adoración correcta.

8) Sea receptivo al Espíritu Santo. Una fe real, es necesaria para conducir
un servicio hacia la adoración verdadera, pues tal adoración no puede ser
accionada ni programada con antelación. Muchos líderes piensan que tienen
que tener un programa concreto. Quieren sabe exactamente lo que va a
suceder en un culto dado y cuándo va a evolucionar. La adoración espiritual
requiere una mayor flexibilidad.

Una vez que el servicio comienza, procure mantenerse al corriente de la
manera en que el Espíritu desea dirigirlo. Esté preparado para seguir su
guía paso a paso. Le instruirá tocante el cuándo la adoración deberá tomar
lugar. No todos lo cultos serán iguales. Dios es un Dios de variedad. No
tiene que hacer siempre lo mismo. Tiene un propósito especial para cada
servicio.

El que conduzca el culto tiene que aprender a discernir cuál es el
propósito y mantenerse en armonía con el mismo, a medida que el Espíritu se
lo muestre paso a paso. Dios puede incluso cambiar el orden y la dirección
del culto a medida que éste se desarrolla. Una persona que sepa dirigir
bien podrá discernir hasta los cantos concretos que deben usarse para
adorar, cuántas veces se han de cantar y con qué clase de énfasis. En
ocasiones el servicio evolucionará de manera resplandeciente y saturada de
regocijo. En otras ocasiones el Espíritu puede conducirnos de una manera
más tranquila, incluso a períodos de extrema quietud, lo cual puede ser
increíblemente excelso y significativo.

9) Perciba todo lo que está sucediendo. El que dirige el servicio deberá
evitar cerrar lo ojos y «perderse en la adoración». Es maravillosamente
posible que uno esté totalmente envuelto en la adoración y al mismo tiempo
estar consciente de la manera en que la congregación se desenvuelve. El
que dirige deberá ser sensible a los impulsos del Espíritu, y a la vez
ejercer un control moderado, pero definido sobre el servicio.

B) ALGUNAS PAUTAS SIMPLES PARA DIRIGIR LA ADORACION

1) La función del Coro y del director de Alabanza 1Crónicas 15:22-27
«Quenanías, jefe de los levitas, daba instrucciones en el canto, porque era
entendido en ello. Berequías y Elcana eran guardianes del arca. Los
sacerdotes Sebanías, Josafat, Natanael, Amasai, Zacarías, Benaías y Eliezer
tocaban las trompetas delante del arca de Dios. Obed-edom y Yejías eran
también guardianes del arca. Entonces David, los ancianos de Israel y los
jefes de los millares fueron para hacer subir con regocijo el arca del pacto
de Jehová desde la casa de Obed-edom. Y sucedió que cuando Dios ayudó a los
levitas que llevaban el arca del pacto de Jehovah, ellos sacrificaron siete
toros y siete carneros. David estaba vestido con una túnica de lino fino,
así como todos los levitas que llevaban el arca, los cantores y Quenanías,
el director del canto de los cantores. David llevaba también un efod de lino
sobre sí». El coro debe enseñar y ministrar unción. El director no debe
«arengar» al pueblo, pero si «guiar».

2) Empiece exactamente donde está la congregación. Procure hacer contacto
inmediato con la congregación, en el lugar donde se hallen. Establezca su
dirección sobre ellos apaciblemente. Ayúdeles a reconocer que Dios la ha
escogido para dirigir ese servicio, y que si cooperan y le siguen, de seguro
que serán guiados directamente hacia el Lugar Santísimo, donde recibirán una
experiencia gloriosa en la adoración. Comience cada servicio con acción de
gracias y alabanzas cantadas. Salmo 104:4: «Entrar por sus puertas con
acción de gracias, en sis atrios con alabanzas, dadle gracias, bendecid su
nombre».

3) La dirección de los cantos no necesariamente significa dirigir la
adoración. Hay muy buenos directores de cantos, pero que no poseen la
habilidad para dirigir la congregación hacia la adoración. No obstante el
que dirija la adoración tiene que ser capaz de guiar las canciones y de ahí penetrar a una adoración profunda. La mayoría de las veces un culto de
adoración empieza con cánticos. Cantar himnos apropiados que alaben a Dios
y hablen de Su grandeza, poder y esplendor, de seguro que contribuirá a que
la congregación desprenda sus mentes de sí mismos y de sus problemas, a fin
de concentrarlas en el Señor. Los cantos de alabanzas y acción de gracias
son apropiadas e idóneos. Los cantos congregacionales son también una
buena manera de atraer a la gente hacia la unidad en la adoración. Cuando
sus voces se unan, también lo harán sus mentes y espíritus. Una vez que se
haya logrado la unidad, la congregación puede ser guiada hacia esferas más
sublimes en la adoración. Empezamos con alabanza y después pasamos a la
esfera de la adoración.

4) Deje que el Espíritu Santo le dirija. Esto puede acontecer de muchas
maneras. Puede surgir de la primera canción que cante, lo cual puede fijar
el tema para todo el servicio. Muchas veces el Espíritu Santo dirigirá de
un canto hacia otro, todos siguiendo el mismo tema del culto. Si hay
personas presentes con donde carismáticos, podrían ser usados por el poder
de Dios para indicar el curso que el servicio deberá seguir. Esto puede ser
comunicado a través de una profecía o alguna forma de revelación. a veces
la mente del Espíritu se impone sobre el servicio de una manera silenciosa y
desprovista de dramatismo. Sólo después del servicio, cuando se mira hacia
atrás, es que nos damos cuenta de la manera tan hermosa en que el Espíritu
de Dios dirigió el culto. Se comprende además la unidad y armonía que
prevalecieron en el transcurso del mismo.

5) Evite intrusiones y corrientes contrarias. Aquí, es donde la madurez
espiritual del líder es tan necesaria. Debe estar capacitado para
discernir la intrusión de un énfasis nuevo contrario al Espíritu de Dios.
Es vital que esté espiritualmente alerta para reconocer una situación de tal
naturaleza. Un servicio puede sesr sutilmente llevado hacia otra dirección
si el líder no tiene cuidado. Una vez que el Espíritu fija el curso y la
dirección, hay que estar alerta ante cualquier intrusión que pueda que pueda
cambiar el énfasis. Esta puede aparentar no ser muy nociva. Puede venir en
forma de un coro agradable y bastante espiritual en su contenido bíblico.
Sin embargo, puede cambiar totalmente la dirección en la que Dios busca
guiar a Su pueblo. El líder deber ser amoroso y a la vez firme en mantener
la adoración sobre el blanco.

Existen muchas maneras en las que puede volver a traer el culto a su curso.
Podría decir: «Hermanos, sigamos con diligencia la dirección que el
Espíritu nos señala, evitando desviarnos de la misma». Podría comenzar otro
corito que renueve el tema original del Espíritu. También puede que venga
una palabra adicional de profecía, la cual dirija la atención una vez más
hacia el tema original.

Esto requiere intrepidez de parte del líder. Deberá ejercer discreción y
tacto; no obstante, tiene que rehusar comprometer el propósito de Dios en
tal ocasión. Esto a menudo requiere gran sabiduría y gracia. El Espíritu
Santo suplirá estas virtudes si ponemos toda nuestra confianza en El.
6) Reconocimiento de cambios y transiciones. El Espíritu puede que dirija
un servicio en cualquier dirección qeu lo crea conveniente. Frecuentemente
esto significa que puede ocurrir un cambio en el énfasis durante el curso
del culto. De hecho, esto puede ocurrir varias veces. Estos períodos de
transición son muy importantes. El líder debe anticipársele a la
congregación tocante un liderato firme y claro durante estos períodos de
transición, a fin de que el culto no vaya a descaminarse sin propósito. Si
se permite que un momento de indecisión evolucione, alguien puede ser
tentado a introducir su propio método de dirección, contrario al ya
establecido por el Espíritu. El líder deberá recordar siempre que Dios la
ha nombrado y ungido a él (ella) para dirigir la congregación. Por
consiguiente, El le ha hecho responsable de realizar tal labor. No rija el
servicio con mano fuerte ni trate de imponer su voluntad sobre la
concurrencia. Mantenga una dirección forme,. pero moderada sobre la
adoración a medida que el culto sigue su curso progresivo.

7) Mantenga el propósito en mente. Nunca pierda de vista el objetivo y
propósito del culto. La primera prioridad es alabar y glorificar al Señor.
Segundo, edificar y ser de bendición a la congregación. Nunca permita que
la congregación degenera en algo menor a las metas básicas ya trazadas para
la adoración.

8) «Haz que seamos una sinfonía». Uno de los muchos coritos agradables que
el Espíritu ha introducido en nuestra época dice: «Señor, haz que seamos
una sinfonía, una sinfonía de adoración para ti». El término griego
«Sinfoneo», del cual se deriva «sinfonía», significa «estar de acuerdo»
Jesús dijo: «Si dos de vosotros estuvieren de acuerdo…» El usó el vocablo
«sinfoneo» para «producir una sinfonía de sonidos». Un servicio de
adoración debe ser como una sinfonía. Todos los detalles deberán
corresponder armoniosamente. Todas las voces deben armonizar, al igual que
los instrumentos y todas las partes del servicio. Este es uno de los
instrumentos y todas las partes del servicio. Este es uno de los
propósitos básicos que Dios procura alcanzar a través de nuestra adoración
como un cuerpo – que correspondamos todos unidos como una melodía gloriosa.
Si nos esforzamos en lograr esto, se seguro que El se complacerá en guiarnos
hacia las dimensiones más gloriosas y profundas de la unidad experimental.
Un sacerdote famoso declaró: «La familia que ora unida, permanece unida».
Nuestra declaración debe ser la siguiente: «La congregación que aprende a
adorar unida, de seguro que permanecerá unida».

9) Anime de participación. Es una realidad que la mayoría de la
congregaciones de hoy son meras espectadoras más bien que participadoras.
A menudo vemos a los ministros efectuando todas las cosas y a la
congregación escuchando y vigilando. El Nuevo Testamento estimula la
participación de cada miembro. No obstante, es necesario exponer enseñanzas
sólida sobre este tema primero. El pueblo de Dios debe ser instruido
respecto a que El quiere escuchar todas las voces unidas en adoración. Es
necesario enseñarlo a cómo participar y luego darle la oportunidad para que
participen. Anime a su congregación a envolverse en este aspecto.
Exhórtelos a levantar sus voces en alabanzas. Procure hallar oportunidades
para ponerlos a expresar sus alabanzas.

10) Cerciórese de que todo sea hecho decentemente y en orden. Muchas
iglesias usan la escritura de 1 Corintios 14:4 como una excusa para no
permitir que la congregación participe. Ellos están tan preocupados por
mantener la «decencia y el orden», que no permiten que hagan nada. Pero
esto es contrario a lo que dice la Biblia. Esta NO dice: «NO permita que
se haga nada por amor a la decencia y al orden». Pero si dice: «Pero
hágase TODO decentemente y en orden» (1Co. 14:50). Deje que haya
participación, que se expongan profecías, revelaciones, que se canten
salmos, himnos y canciones espirituales. No obstante, deje que todo se
ahecho de tal manera que no reina la confusión, ya que Dios no es autor de
tal cosa.

11) Procure sobresalir. Nuestro objetivo, a medida que aprendemos a
glorificar y adorar a Dios, debe ser tratar de sobresalir en tales cosas.
Demos apuntar hacia el progreso en áreas tan vitales. Tal excelencia no
tiene nada que ver con la de tipo humanista. Para ello no se ha de emplear
la clase profesional, con su corrección y precisión. Sin embargo, si se
usará la dedicación total de las vidas espirituales, la pureza de la
sensibilidad espiritual, el crecimiento de la conciencia en la cosas del
espíritu y la habilidad para responder positivamente ante los impulsos del
Espíritu de Dios.

C) ALGUNAS RECOMENDACIONES

1) Comience con canciones de alabanza y acción de gracias. Deje que la
gente genuinamente sus alabanzas de esta manera. Las canciones no son en sí
alabanzas. Son simples vehículos a través de los que podemos expresar
nuestra adoración. Es muy posible cantar muchos cánticos e himnos sin
expresar ninguna alabanza genuina.

2) Los cánticos de alabanza inspiración a la gente para que adore. A
menudo comenzamos con alabanzas, y entonces la congregación se va moviendo a
través de varios niveles de éstas progresivamente hasta que llegan a la
adoración, la cual es el nivel más alto de la magnificación a Dios.

3) No se apresure en la parte del servicio de cantos. Muchos ministros
consideran esta sección del culto como los «preliminares», una necesidad
tediosa, pero tradicional. Tome tiempo para cantar, alabar y adorar. Esta
es la función más importante de nuestro servicio.

4) Concede oportunidad para la participación congregacional. Anime las
expresiones espontáneas. Alguien puede dirigir en oración, lo cual puede
fijar el tono para el comienzo de un buen servicio. Otro creyente puede
predicar, y quizás la exhortación supla el tema del resto del servicio.

5) Las manifestaciones del Espíritu (1Co 12:8-11) deberán encontrar su
expresión en los cultos de adoración de los creyentes. No apaguéis el
Espíritu (1Ts 5:19). Estimule la participación y la expresión a través de
estos dones espirituales. Sin embargo, el líder designado y ungido deberá
mantener la autoridad espiritual sobre el servicio en todo tiempo.
6) Todo debe ser hecho para la edificación mutua. Toda manifestación que se
apoye en la Biblia es legítima y apropiada, pero todo lo que se haga y la manera en que se haga, debe ser para edificar a todos los reunidos (1 Co 14:26).
7) Evite las aportaciones que generen confusión. «Dios no es autor de
confusión» (1Co 14:33). Si el servicio empieza a crear confusión, tome
las riendas y sáquelo de tal confusión. Si es necesario, haga una pausa y
explíquele a la congregación lo que sucede para aclarar la situación.
Utilice esas ocasiones para enseñar la manera correcta y la equivocada de hacer las cosas.

8) Que todo se haga para el Señor y para Su gloria Recuerde que el objetivo
de todo servicio es glorificar a Dios y edificar a los creyentes.
9) Utilice un libro de cánticos o un proyecto para que la gente pueda
participar. No tema, en un determinado momento, poner a un lado el libro de
cánticos o las palabras y adorar con el corazón.

10) Obviamente hay ciertas «mecánicas» para dirigir un culto de cánticos o
de adoración, pero tiene que ejercer mucho cuidado a fin de no llegar a ser
demasiado mecánico o formal. Tiene siempre que haber una libertad
subyacente. Sea flexible. No insista en aferrarse al programa. Sea
constantemente sensible a los impulsos del Espíritu y sígalos. Dirigir
bien los cantos implica mucho más que mover los brazos, aun cuando eso se
haga correctamente. La libertad del Espíritu y la espontaneidad son más
importantes que la corrección técnica.

11) Procure permanecer oculto, a fin de que la congregación «…no vea al
hombre, sino sólo a Jesús» (Mt 17:8). Las palabras decían: «Señor,
quisiéramos ver a Jesús» (Jn 12:21). Siempre debemos tener esto en mente.
Han venido a ver y a escuchar a Jesús. Nuestra tarea, con la ayuda del
Espíritu, es retirar el velo para que todo ojo pueda ver al Señor y
adorarle. Este deberá ser el objetivo primordial de todo siervo de Cristo
que dirige un culto de adoración.

D) LA IMPORTANCIA PROFETICA DE LA ALABANZA

La importancia de la alabanza es enfatizada a través de toda la Biblia. La
alabanza (magnificar a Dios) siempre ha sido importante. No obstante, en
los últimos días del fin de las épocas, la alabanza y la adoración son de
impotancia especial, desempeñando un papel particular en el *****plimiento de
los propósitos de Dios. Es por tal razpon que El está restaurado la
alabanza en Su pueblo al presente. Nos estamos moviendo con rapidez hacia
el tiempo en que el reino de Cristo será establecido sobre la tierra. Una
de las mayores características de esa Epoca será la alabanza y la adoración.
Así que, dios está preparando a Su pueblo para ese tiempo. Ya comenzamos a
entrar al interior del Reino, y parte de nuestra preparación es
sobresaliente en la alabanza y adoración.

1) Las alabanzas sublimes a Dios (Sal 149:6). La primera porción del Salmo
149 está saturada de exhortaciones y mandatos dirigidos a magnificar a Dios.
Hay por lo menos diez mandatos para alabarle en diferentes maneras. Se nos
manda a que cantemos loores a su nombre; a regocijarnos en El; a alegrarnos
en nuestro Rey; a danzar delante de Su presencia; a magnificarle con
instrumentos musicales, etc.

El verso 6, muestra la expresión más sublime o elevada de la alabanza – el
nivel más alto de la alabanza pura. David la denomina «alabanzas sublimes
a Jehová». Las armas finales del ejército de Dios para el fin de las épocas
serán «las alabanzas sublimes de Dios en sus gargantas, y la espada de dos
filos en sus manos». Con tales armaduras, de seguro que conquistaremos al
enemigo, obteniendo la gran victoria final en el Nombre de nuestro Dios.

El desea enseñarnos muchas cosas relacionadas con la alabanza. Nos quiere
guiar de una verdad a la otra progresivamente. El siempre procura purificar nuestras alabanzas más y más, hasta que por último podamos entrar
a las más sublimes.

El está buscando:
a) Extender nuestra comprensión sobre la alabanza.
b) Purificar nuestros motivos en la alabanza.
c) Refinar nuestras expresiones en la alabanza.
d) Establecer Su trono sobre ellas (Sal 22:3).
e) Manifestara Su autoridad a través de ellas.

En el verso 8, Dios nos dice lo que El logrará cuando comencemos a ejercitar
Sus alabanzas sublimes. Leamos lo que nos dice este versículo: «Para
aprisionar a sus reyes con grillos, Y a sus nobles con cadenas de hierro».
Estos no son reyes ni nobles terrenales. Estos pertenecen a la potestades
y poderes que ejercen su gobierno espiritual sobre las naciones paganas del
mundo. En respuesta a las alabanzas sublimes de Su pueblo, Dios
aprisionará y atará con cadenas todas estas potestades satánicas. Además,
libertará los pueblos que han estado oprimidos a fin de que reciban la
bendición del Evangelio del Reino. Esto pavimentará el camino hacia el
despertamiento espiritual más grande jamás presenciado por el mundo
anteriormente. Las grandes naciones paganas de la tierra abrirán sus
puertas para recurrir al Reino de Dios. Aquellas multitudes que Joel vio
proféticamente en «el calle de la decisión», serán libertadas de la opresión
espiritual a la cual estuvieron sometidas durante siglos. Estarán libres
para recibir las bendiciones del glorioso reino de Dios.

2) Dios esta preservando la salvación para todas las naciones. Salmo 67.
Este Salmo profético da apertura con un clamor por la misericordia de Dios y
para que Sus bendiciones sean reveladas a todas las naciones. Concluye con
la predicción de que Dios HABRA de bendecirnos, y la tierra dará abundantes
frutos. «Y téman todos los términos de la tierra». La llave que libera
tal bendición universal no es otra que las alabanzas del pueblo de Dios
(3,5).

a) La marcha progresiva de la alabanza – Que todo tu pueblo te alabe, oh Dios.
Esta es una referencia al pueblo escogido de Dios – a su pueblo redimido.
Ellos deben fungir como líderes de un ejército de adoradores.
Hasta que l pueblo de Dios se mueva en éstas áreas de adoración,
este plan de redención mundial permanecerá inactivos. El gatillo que precipita
la gran bendición de Jehová sobre toda la tierra,
no es otro que las alabanzas de Su comunidad de redimidos.

– Todas las gentes alaben tu nombre. Esto significa que llegará un tiempo
en el cual la alabanza (loor, adoración, magnificación) de Dios, no estará
limitada exclusivamente a Su pueblo redimido. Esta se extenderá a todas
las naciones del mundo. Aun los no regenerados irrumpirán en loores al
Dios de los cielos. Comenzarán a reconocerle como el Dios verdadero, como
el único digno de ser alabado y magnificado en adoración.

– Que las naciones se alegren y canten con gran regocijo. Para este punto,
naciones completas comenzarán a proclamar favorablemente el nombre de Dios
en palabras y melodías de alabanzas. Comenzarán a comprender que la única
solución a sus problemas y dilemas humanos, es por medio de la intervención
del gobierno de Dios.

Cuando esta reacción de alabanzas en cadena sea lanzada por el pueblo de
Dios, de cierto que Su gobierno y justicia descenderán a la tierra (V.).
Unicamente esto puede hacer que los «caminos de Dios sean conocidos sobre la
tierra, y Su salvación en todas las naciones». (V.2).

El término usado aquí para «salvación» (salud) es «YESHUAH», significa
liberación, victoria, prosperidad, bienestar, etc. Todas estas bendiciones
pueden ser heredadas a través de una Persona. Su nombre Es JESUS. El es
la única respuesta a los múltiples conflictos del mundo actual. Nuestros
ojos deberán estar puestos únicamente en El, quien es Autor y Consumador de
nuestra fe. Su venida será acelerada a medida que entramos a esta fase de
la adoración en alabanzas sublimes a Su nombre.

3) El dominio del reino. Salmo 72. Este Salmo es un canto glorioso, el cual
profetiza respecto al gobierno del Mesías. Este bosqueja los diversos
aspectos del Reino futuro de Jesucristo el Mesías. Este canto está saturado
de hechos gloriosos relacionados con tal Reino. No obstante, mencionaremos
sólo dos de ellos, los cuales están en armonía con nuestro presente tema.

15b: «…Todo el día se le bendecirá (al Mesías)».
17: «Será su nombre para siempre, Se perpetuará su nombre mientras dure el
sol. Benditas serán en él todas las naciones; Lo llamarán bienaventurado».

Todas las naciones irán a Jerusalén año tras año para adorar al Rey y para
celebrar la Fiesta de los Tabernáculos (Zc 14:16). La casa de Dios será
erigida sobre las *****bres de los montes, y las gentes de todas las naciones
vendrá para ser enseñadas acerca del Todopoderoso (Is 2:2,3).

Ellas dirán: «…Venid, y subamos al monte de Jehová, y a la casa del Dios
de Jacob; y nos enseñará en sus caminos, y andaremos por sus veredas…» (Mi 4:2).

Cualquier nación que rehuse o pase por alto salir hacia Jerusalén anualmente
para adorar al Rey de toda la tierra, Dios detendrá la lluvia para que no
caiga sobre su territorio (Zac 14:17).

La palabra que se usará como contraseña para ese tiempo será: «…SANTIDAD A JEHOVA…» (Zac 14:20).