¿Para qué usted está viviendo? ¿Para obtener algo que no puede perder, o para obtener algo que no puede guardar?
Jesús sacude con estas palabras a sus doce discípulos, indicándoles que deben estar dispuestos a perder todo por seguirlo y obedecerlo. A un tiempo, indica que habrán personas que son dignas de seguirlo, y harán cualquier sacrificio con el fin de obedecer sus instrucciones.
¿Cómo va hacer Jesús que sus discípulos lo sigan y que estén dispuestos a morir por él?
I. Jesús perturba la paz de sus discípulos. (Mt. 10.34-36)
Jesús le dice claramente a sus discípulos cuál es su propósito: no había venido a traer paz. Tampoco venía a resolver todos los problemas existentes. Mas bien dice que venía a traer guerra, pues por él iban a luchar. Aun más sabía que en ese momento ya había oposición.
A. Hay una guerra no declarada. (10.34)
1. Las guerras ocurren por la manera en que la gente percibe las cosas, sus presunciones sobre cuál es la verdad, su creencia de qué es correcto, sus ideas sobre cómo tomar decisiones, y qué hacer. Está cosmovisión de la vida causa problemas, porque cada persona la ve en forma diferente.
2. Con la venida de Jesús hubo un choque inmediato en la forma de concebir al mundo y sus necesidades. Ya que, Muchas personas perciben al mundo sólo como un lugar de donde aprovechar las oportunidades para satisfacer sus propósitos y deseos egoístas.
3. Por otro lado, está la manera cómo Dios ve al mundo y cómo lo percibe la humanidad. Esto causa una contienda constante porque cada uno quiere transformar al mundo y a las personas conforme a propios intereses. Jesús es consciente de este conflicto.
B. Una guerra de voluntades. (10.35-36)
1. Así como existe un guerra inevitable entre las ideologías y las cosmovisiones; también hay una guerra de voluntades como resultado del choque entre lo que uno y otro desean.
2. Jesús dice que los suyos sufrirán en la familia unos contra otros. Y observa, que para obtener soluciones viables únicamente es por medio de él.
3. Muchos hogares se han divido por causa de Cristo, ya que unos lo rechazan y otros se rinden a él.
4. El señorío de Cristo se comprueba en el cambio que produce. Tal cambio provoca reacciones encontradas. Puesto que Cristo ha venido a interrumpir y perturbar toda noción falsa de falta de conflictos. En el momento en que se elimina esta falsedad, viene la paz verdadera.
Algunos dicen paz, y se gozan en ella, pero solo la tienen según su propia visión. Es una paz temporal. (Jr 6.14)
II. Determinemos nuestra lealtad. (Mt 10.37-38)
¿Hasta donde llega nuestra lealtad al Señor? ¿A quién somos más leales a Cristo, o a mantener la paz en nuestros propios hogares?
Estos dos versículos interpelan acerca de ser digno de Cristo. ¿Acaso es algún mérito lo que nos hace dignos de Cristo? Según el pasaje todo depende de la gracia de Dios, que nos hace vivir en santidad y rectitud. No podemos ser dignos de Cristo separados de él, y esa dignidad depende de la respuesta al llamado de cargar su cruz.
A. Amar algo o alguien más que a Cristo nos hace indignos de él.
1. ¿Tiene usted a alguien antes que a Cristo? O, ¿está permitiendo que alguien o algo lo controle a tal grado que confiese o niegue al Señor?
2. Si amamos a alguien más que a él somos indignos.
B. Cuando no hay entrega total somos indignos de él.
1. La falta de disposición de ir tras la cruz de Cristo, el no tener disposición a morir por él, cuando se niega, no somos dignos de él.
2. Si no podemos morir para nosotros mismos no podemos vivir para Cristo y ser dignos de él.
III. Nuestra vida tiene que cambiar. (Mt 10.39)
Cuando Jesús habla de una persona que ha encontrado vida, se refiere a aquella persona que lo encontrado a él.
A. Encontrarse a sí mismo y perder a Cristo.
En nuestros días muchas personas hablan frecuente que se han encontrado a sí mismos.
Usted puede encontrarse o descubrir fácilmente quién es usted. Pero no significa que se haya encontrado en Cristo porque usted vela son por sus propios intereses, por tal razón es una persona que está perdida por no haber encontrado a Cristo y la gracia de Dios.
B. Encontrar a Cristo y perderse a sí mismo.
Cuando se encuentra la vida en Cristo, es probable que encuentre poco interés en la manera como vivía con anterioridad, obteniendo vida abundante.
1. La vida abundante se tiene que compartir.
No se puede tener vida abundante sin fruto, ni ser de bendición a otras personas. Tener vida abundante significa no aferrarse a los bienes materiales.
2. Lo que gana en Cristo no lo puede perder.
La vida que Cristo le ha dado no la puede perder.
IV. Recompensa de los fieles. (Mt. 10.40-41)
El Señor ha prometido que toda persona fiel que ha tenido alguna perdida recibirá una recompensa. Especialmente aquellas que han proclamado su mensaje, confesado su nombre, y lo han seguido no obstante por estar como ovejas en medio de lobos. El les dará su protección.
A. El gozo de la recompensa recibida.
La gente se gozará al recibir bendición a través de usted, cuando aceptan al Hijo, y a través del Hijo al Padre.
1. La relación con el Padre.
Con el mensaje de Jesús y el poder del Espíritu encontrarán vida en el Padre, y una estrecha relación con él que nadie puede romper.
2. Reconocimiento del Padre.
Cuando se recibe al Hijo, se recibe al Padre, quien los recompensará. También le será reconocida su fidelidad en la vida cristiana. (Mt 5.11-12)
B. La recompensa de compartir.
El Señor bendice a la persona que comparte en el nombre de Jesús, y encuentra su gozo en dar. Esta persona es así porque ha amado al Señor, antes que a su propia familia, antes que a su propia seguridad, antes que a una buena reputación, antes que a la vida misma.
1. El Señor no ignora la más leve lesión que se ha recibido en su nombre. (1 Pd 4.14)
a. Si se considera una persona digna del Señor, se tiene que dar cuenta que habrá momentos en que se le perseguirá por su causa.
b. El Señor considera a la personas con más valor que los animales. El ha preparado una recompensa para quienes ha tenido alguna perdida por su obediencia.
2. El Señor no ignora la muestra de amabilidad y afecto que ha tenido para otra persona en su nombre. (10.42)
a. No todo es sufrimiento. Es necesario servir con amabilidad y constancia.
b. El Señor otorgará honor a quien se lo merece no por méritos propios sino por los bendiciones otorgas por él y para sus discípulos.
Conclusión
1. Solamente encontraremos vida abundante haciendo la voluntad de Dios y así lograr entender lo que significa ser digno de Cristo.
2. Solo en Cristo podemos ser libres para gozar de la vida con dignidad y libre.
3. Procure vivir con fidelidad al Señor de todos modos no puede perder lo que no se ha
Rev Mario Candia T.
Iglesia Cristiana Presbiteriana Emnauel
Chile