Rommy Mc Daniels, de 32 años, es un profesor de secundaria en un remoto pueblo de Texas, Estados Unidos. Materializó el sueño de su niñez.
Lo más complicado fue recorrer los últimos nueve kilómetros. Debía cubrir la distancia de un solo tirón. De lo contrario, podía morir. Se lo advirtieron. La asfixia era su peor enemigo. Y lo creía. Así lo revelaban las anteriores etapas. Esa fue la razón por la que decidió avanzar con rapidez. Jornadas anteriores le tornaron fuerte para emprender el ascenso final.
Y lo logró. Una bandera norteamericana ondea en lo alto. En la distancia, densos nubarrones. Mas allá, enormes montañas.
El ayer quedó en el pasado
Con demasiada frecuencia el cristiano que busca el crecimiento espiritual, tropieza con el pasado. Satanás ataca su mente. Trae recuerdos de los errores pasados y de pecados cometidos otrora. Ese hecho genera frustración. Despierta la extraña sensación de que no vale la pena seguir adelante.
Sin embargo toda su estratagema gira en torno a la mentira. Cuando aceptamos al Señor Jesús en nuestro corazón como Salvador, todo lo que hayamos hecho queda borrado. Absolutamente todo.
Recuerdo cierta ocasión, a las puertas de renovar la totalidad del material de nuestra Página en el Internet, que inexplicablemente los archivos colapsaron. La computadora se averió y muchas horas de trabajo quedaron reducidas a nada. No quedó el más mínimo vestigio de los escritos en el aparato.
Igual con nuestra vida pecaminosa. Era antes de conocer a Cristo. Hoy somos limpios, totalmente, por su obra redentora. Ocurrió igual que con la PC. Todos los archivos terminaron desechos. Ahora todo es nuevo, como lo señalan las escrituras:” En consecuencia, ya que hemos sido justificados mediante la fe, tenemos paz con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo. También por medio de él, y mediante la fe, tenemos acceso a esta gracia en la cual nos mantenemos firmes. Así que nos regocijamos en la esperanza de alcanzar la gloria de Dios.”(Romanos 5:1, 2 Nueva Versión Internacional).
Observe detenidamente el texto. Los dos versículos insisten en que la obra de recibir el perdón de nuestros pecados, ser justificados y restablecer nuestra relación con Dios, es fruto de la fe. Es necesario que lo crea en Su corazón.
Crecer como cristianos, un proceso
Volvamos al escalador de la historia inicial ¿Lo recuerda? Durante varias etapas lo que hizo fue prepararse para el ascenso final. El definitivo. Pero podía y debía hacerlo. Las jornadas pasadas le capacitaron para lograrlo.
Esta es la mejor ilustración para los dos versículos que encontramos a continuación, en el capítulo cinco de la carta de Pablo a los Romanos:” Y no sólo en esto, sino también en nuestros sufrimientos, porque sabemos que el sufrimiento produce perseverancia; la perseverancia, entereza de carácter; la entereza de carácter, esperanza.”(versículos 3 y 4).
Las tribulaciones –si las asumimos asidos de la mano del Señor Jesús—nos llevarán a aprender qué es y lo mucho que significa y vale la perseverancia. A no permitir que las circunstancias adversas nos lleven a tambalear. Si permanecemos firmes, nos haremos fuertes. Las tormentas no nos llevarán a volver atrás. Y si eso ocurre, avanzaremos en el crecimiento cristiano. Si nuestra mirada está puesta en el Señor Jesús, los problemas no nos destruirán.
Sí es posible crecer en Cristo…
Tal vez me dirá;: “Lo he intentado muchas veces pero es inevitable, termino en el fracaso”. Lo comprendo. Usted no es el primero y, seguramente, no será el último. ¿La razón? Todavía no hemos asimilado las capacidades que Dios depositó en nosotros. Nos garantizan que sí podemos crecer en Cristo. ¿Cómo? Por el amor que Dios derramó en nuestro corazón por la obra del Espíritu Santo.
La mejor explicación la encontramos en la Palabra “Y esta esperanza no nos defrauda, porque Dios ha derramado su amor en nuestro corazón por el Espíritu Santo que nos ha dado”(versículo 5).
Dios nos dotó con las capacidades para crecer. Su presencia está en nosotros. Tenemos todas las posibilidades para vencer. El está de nuestro lado. Nunca está lejos. Nos acompaña. Está a nuestro lado, incluso en los momentos difíciles.
Es hora de comenzar en el nuevo sendero. Con ayuda de Dios es posible crecer, tanto material como espiritualmente. Usted puede hacerlo. No es hora de desanimarse ni de volver atrás. ¡Comience ahora!¡Usted puede crecer en Cristo, el Señor!
Ps. Fernando Alexis Jiménez – Website www.demiami.org/mensajesdepoder