Por Fernando Alexis Jimenez.
Alguien la vio. Caminaba con desenfado y desinterés por una autopista de Utah, en Estados Unidos. Iba sin rumbo. Como quien marcha hacia la línea infinita del horizonte, buscando dónde nace un arco iris. La acompañaban sus dos raptores: David, quien se proclama sucesor de Jesucristo, y su esposa.
Fue esa imagen patética la que llevó a un conductor a dar aviso a las autoridades. Les explicó que la jovencita, de apenas quince años, era muy similar a las imágenes que había apreciado en la televisión.
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