I. SU ESPÍRITU DE SERVICIO (vv. 9-10)
EXP Eliseo el profeta pasa por Sunem. Había allí una mujer, que quería proveer lugar para que él se quedara y descansara. La misma convence a su esposo, y construyen un cuarto para él.
Lo que hizo, no salió en la primera plana y tal vez nadie supo al respecto o se dió cuenta. Pero, Dios sí. Sirvió por servir, no por lo que recibiría a cambio.
APP En nuestro día, luchamos mucho con el servicio; pensamos que sino es un acto grande y público, no vale el esfuerzo. Ahora, ¿qué tipo de servicio Dios espera de nosotros? (Mt. 25:34-40)
Si un vecino está enfermo y necesita una comida caliente, no se lo diga a nadie, llévesela. Si sabe de una familia pobre y los niños necesitan zapatos o cualquier otra cosa, lléveselos. Si sabe de alguién que está pasando por tiempos difíciles, esté ahí para ellos.
La mujer sunamita fué considerada importante, por su espíritu de servicio.
II. SU CONTENTAMIENTO. (vv. 11-13)
EXP Piense en lo que acabamos de leer. Tenemos a Eliseo, que aprecia lo que la mujer y su esposo han hecho por él. Le dice que conoce al rey y al comandante, que solo pidiera lo que quisiera y lo tendría. El profeta le estaba dando la “oportunidad de su vida.”
¿Qué hubiera pedido usted en su lugar? Un mejor trabajo, tal vez uno en el gobierno; estar en la nómina del rey o ser parte de su personal; recibir asistencia financiera o tener seguro médico. ¿Pidió la sunamita estas cosas? NO. (v. 13)
“Aprecio su oferta, pero tengo un hogar; mis necesidades básicas están siendo provistas, reálmente no necesito nada.” ¿Acaso era rica? No. Pero tenía gran contentamiento.
APP Vivimos en una sociedad, donde todo el mundo quiere más, más y más. Una casa más grande, un trabajo que pague más dinero, un carro nuevo y mejor…
“Contentamiento no es tener todo lo que queremos, sino querer todo lo que tenemos.” Si no somos felices con las cosas que ya tenemos, nunca seremos felices con las cosas nuevas que recibamos.
¿Cual es el secreto del contentamiento? Perspectiva
(Fil. 4:11-13) No es cuanto dinero tenemos, o cuan grande es la casa, o cuan nuevo es el carro… Sino cuan agradecido estás de lo que tienes.
ILL ½ glass of water.
Una persona que no está contenta o satisfecha vé el vaso medio vacío; mientras aquella que está contenta y satisfecha, vé el vaso medio o casi lleno.
La mujer sunamita, aunque no era rica o tenía todas las comodidades del mundo, estaba contenta y satisfecha con su situación. Por esto, Dios la llama “importante.”
III. SU PAZ INTERIOR. (vv. 14-26)
EXP Cuando su esposo le preguntó porqué iba a ver al profeta – ella contestó, “Paz. Todo está bien.” Reálmente, ¿estaba todo bien? No. Ella sabía que el niño estaba muerto; no había pedido por él, pero sin duda lo había aprendido a amar.
Sabía que lo que iba a pedir del profeta era súmamente difícil, pero también sabía que todo iba a estar bien.
APP ¿Puede usted hoy decir lo mismo que la mujer sunamita? En medio de la tragedia, enfermedad, muerte; ¿puede decir “todo está bien”? ¿Porqué? Porque Dios está en control y Su voluntad es siempre lo mejor para mí.
IV. SU PERMANECER CON DIOS. (vv. 29-30)
EXP Eliseo era un hombre de Dios. Para esta mujer, era su conección directa con él. No importaba cual fuera el resultado final, ella no iba a dejar a Eliseo, ella no iba a dejar a Dios.
APP ¿Alguna vez ha conocido a alguien, que al enfrentar una tragedia, se volvió a Dios, oró y oró, pero cuando las cosas no salieron como quería, culpaó a Dios y le dió la espalda?
Hermanos, Dios escucha y contesta nuestras oraciones. A veces no entendemos la contestación. Pero eso no quiere decir que está en nuestra contra o nos está castigando.
No importa el resultado, o como salgan las cosas en ciertas situaciones, necesitamos decirle a Dios, “No te dejaré.”
CONCLUSIÓN
(vv. 31-37) Me encanta el final de esta historia.
Si quiere que su vida cuente para algo, no tiene que hacer o inventar algo importante. No tiene que hacer toneladas de dinero, vivir en la casa más grande, o guiar el carro más lujoso.
Si quiere ser importante como hija o hijo de Dios, sirva aunque el mundo no le reconozca, tenga un espíritu de contentamiento , y una fé tal, que no importa lo que le pase a usted y a su familia, puede decir, “Todo está bien.” No importa el resultado, nunca deje a Dios.
OREMOS
LLAMADO A SEGUIR EL EJEMPLO DE LA MUJER SUNAMITA