Muchos crisitanos cometen el error de pensar que esta tarea es sólo del pastor o del líder, que «ellos son los que están capacitados para esto». Es cierto de que éstos están capacitados para esta obra pero el llamado a evangelizar o a predicar el evangelio ha sido para todos(quizá no de la misma forma en la que ellos ejecutan su ministerio pero nosotros también podemos hacerlo). Todos hemos sido creados para servir a Dios. Todos los seres humanos nacemos con un destino y un propósito, entiéndase que nuestro destino es Dios independientemente a que seamos salvos o no, Él, nos tiene que juzgar primero.
Pero centremonos en el propósito, esto es, nuestra vocación, nuestra misión sobre la tierra: «Ir por todo el mundo y predicar el evangelio a todas las personas», o que sencillamente puede ser: hablarles de Cristo a la gente que nos rodea, a nuestra familia, amigos, compañeros, etc. Parece algo pequeño o simple hablar de Cristo a nuestros familiares o amigos, ya que cuando hablamos de servir a Dios predicando el evangelio tendemos a imaginarnos grandes multitudes, y milagros y sanaciones; en fin cosas grandes, mas no somos capaces de ver que ese «pequeño» servicio tiene igual impacto y/o trascendencia que el antes emncionado.
Sí, la mejor herencia que le puede legar un padre a su hijo es la salvación por medio del evangelio; que por medio de ese padre Jesús toque a ese hijo y también sea salvo. Si el padre le da por herencia dinero, éste no permanece por mucho tiempo en las manos de ese hijo, si son bienes materiales , o son vendidos, son desechados o simplemente se corroen con el pasar de ltiempo. Mas la semilla del evangelio y la salvación son bendiciones que jamás envejecen con el pasar de los años y son regalos que trascienden en el modo de vivir, pensar y actuar de generaciones enteras. Con ésto aseguramos el futuro de nosotros, nuestros hijos, nietos, bisinietos,etc… un futuro de paz, gozo, bendición pero sobre todo de comunión con Dios que es lo que genera lo antes mencionado.
Un ejemplo puede darnos una idea de la trascendencia de la salvación: una señora inculca a sus hijos y nietos la búsqueda de Dios y el amor que debemos tener hacia Él, de todos una de sus hijas recibe esa palabra y de entre sus nietos algunos también son alcanzados por esta enseñanza. Estos nietos tuvieron a su vez hijos y los primeros predicaron ese mensaje de salvación a sus hijos y éstos fueron salvos. Éstos bisnietos de aquella señora a su vez engendrarán hijos y les inculcarán ese amor a Dios a ellos y así sucesivamente.
Si ésta señora en vez del evangelio les hubiera legado dinero, por ejemplo, entre las dos generaciones siguientes hubiera sido absorbido sin que se descrubra este «legado» en las generaciones siguientes.
Y bien, ¿Trascendió o no trascendió el «pequeño» servicio de Dios de aquella señora? Yo puedo afirmar que sí, sobre todo porque, testigo soy de ésto, ya que esa señora mi bisabuela es(!).
El Servicio a Dios no sólo es hablar en un púlpito frente a centenares de personas, o hacer milagros o cosas que para nosotros son extraordinarias, sí es cierto, esto tambien es servir a Dios, pero la gente con la que compartimos necesita de esa misma salvación que Jesucristo nos dió a nosotros, a nuestra familia y amigos, compañeros y camaradas, Esto quizá para nuestra limitada mente sea pequeño, pero para Dios ésto es algo grande.
Manos a la obra, hermanos.