En 1929 jugaba la Universidad de Georgia Tech contra la Universidad de California. Poco antes de terminar la primera mitad un jugador de la Universidad de California logró recuperar la bola a favor de su equipo. Inmediatamente comenzó a correr «como alma que lleva el diablo.» Uno de sus compañeros, Benny Lom, lo persiguió hasta que logró derribarlo pocos metros antes de llegar a la meta donde anotaría un «touchdown», a favor del equipo de Georgia Tech. Esto permitió que en la próxima jugada ellos anotaran. En ese mismo instante terminó el primer tiempo y todos los jugadores fueron a los camerinos.
Roy Riegels se sentó en una esquina y se colocó una toalla sobre su cabeza. Colocó su cabeza sobre sus manos y comenzó a llorar como un bebé. Él fue el que corrió en sentido contrario y por su desorientación su equipo estaba perdiendo. El coach Nibbs Price permaneció en silencio pensando qué haría con Riegels cuando la segunda mitad del juego comenzara. De repente, alguien entró a los camerinos y le dijo al coach que faltaban tres minutos para que comenzara de nuevo el juego. Price miró a sus jugadores y les dijo: «hombres, los que jugaron en la primera mitad, comenzarán la segunda.»
Todos los jugadores se pusieron de pie y caminaron hacia el terreno de juego, todos menos uno, Riegels. Así que el coach fue donde él y le preguntó si le había escuchado. «Roy, ¿no me oistes?, comenzarán los mismos jugadores.» Roy tenía los ojos hinchados y llenos de lágrimas. «No puedo hacerlo, he arruinado su carrera como Coach, la de mi universidad, y mi propia vida. No puedo enfrentar esa multitud que está en las gradas.»
El Coach Price puso su mano en el hombro del jugador y le dijo: «Roy, ponte de pie y vuelve al juego; el juego sólo está en la mitad.» El hombre se levantó y jugó con todas las fuerzas de su alma.
A menudo tomamos la pelota y corremos en la dirección equivocada; tropezamos y caemos. Y nos llenamos de gran vergüenza, tanta que no querremos volver a intentarlo. Es entonces cuando Jesucristo pone sus manos en nuestros hombros y nos dice: ¡Oye, levántate y vuelve al juego, todavía estamos en la primera mitad!
I. Perdonado es Bueno, Usado es Mejor
Ser perdonados por causa de nuestros pecados es bueno. Que se borre nuestra deuda, es tremendo regalo. Pero ver a Dios llenar el espacio que ha quedado vacío y escribir una nueva historia para nuestras vidas es muchísimo mejor.
Cuando tal es nuestra historia tenemos una clara evidencia de que el SEÑOR ciertamente no tiene nada en nuestra contra. No es hasta que alguien se ve bendecido a través de nuestras vidas cuando llegamos a tener la certeza de que Dios ha vuelto a convertirnos en sus instrumentos; ÉL, verdaderamente nos ama.
II. Retraso Si, Cancelación NO
En Romanos 4:11, el apóstol Pablo se refiere a Abraham de la siguiente manera: «…De este modo, Abraham ha venido a ser también el padre de todos los que tienen fe, aunque no hayan sido circuncidados….» ¿Y por qué se le otorga tan grande galardón a este hombre en las Sagradas Escrituras? Es así por causa de lo que Dios hizo en él después de «haber derramado las copas.» Este hombre se había ido para Egipto sin permiso de Dios, allá hizo pasar a su mujer por su hermana. Ella fue a parar al harén del Faraón (cf. Génesis 13) Finalmente, Dios tuvo que intervenir y sacarlo del lío en el que se había metido. Pero eso no fue todo. En algún lugar del camino había integrado a su familia a una esclava de nombre Agar. Esta mujer sería la causante de más problemas para el patriarca, problemas que hasta el día de hoy persisten.
Abraham, había realizado una serie de actos que habían ido totalmente en contra de lo que Dios había planeado para su vida. ¿Llevaría esto a Dios a echarlo a un lado? La contestación a esta pregunta está en Génesis 13: 14-17.
«Después que Lot se fue, el Señor le dijo a Abram: ‘Desde el lugar donde estás, levanta tus ojos al norte y al sur, al este y al oeste; yo te daré toda la tierra que ves, y para siempre será tuya y de tus descendientes. Yo haré que ellos sean tantos como el polvo de la tierra. Así como no es posible contar los granitos de polvo, tampoco será posible contar tus descendientes. ¡Levántate, recorre esta tierra a lo largo y a lo ancho, porque yo te la voy a dar!»
Dios le dijo, «Desde el lugar donde estás levanta tus ojos…» El mensaje es claro: no permitas que tus experiencias en Egipto te paralicen; ¡Abram levanta tus ojos del suelo y mira hacia el cielo, hacia arriba! Todo lo que ves yo te lo daré, dijo el SEÑOR.
El plan de Dios con este hombre, se podría ver como retrasado, pero no cancelado. Va a haber una nación hebrea y todavía este hombre será el instrumento para que el plan de Dios se *****pla. Y lo mismo sucede contigo y conmigo. Es posible que hayamos cargado la bola hacia el lugar incorrecto, es más es probable que nos hayamos caído y pensemos que hemos echado a perder lo que Dios querría hacer, pero todavía estamos en el medio tiempo, ¡levántate, que todavía el juego no ha terminado!
III. La Señal de Jonás
Otro ejemplo que nos sirve de aliento es el que encontramos en el caso del profeta Jonás. Su predicación lleva a una ciudad de más de medio millón de habitantes hacia el arrepentimiento. ¿Quién pensaría que un hombre como este, que desafío abiertamente la voluntad de Dios tuviera un éxito tan grande? Si usted mira a otros hombres de Dios ninguno tuvo el éxito de Jonás. Ni Jeremías, Ezequiel, Amos tuvieron un efecto como el que Jonás tuvo en Nínive.
Escuche las palabras que describen el resultado del trabajo de Jonás:
«Los habitantes de la ciudad, grandes y pequeños, creyeron en Dios, proclamaron ayuno y se pusieron ropas ásperas en señal de dolor.» (Jonás 3:5)
¿Por qué esta nación de paganos respondió tan afirmativamente al mensaje de este profeta hebreo? Es sumamente tentador especular un poco con la situación de este profeta. Hay quienes se aventuran a decir que parte del impacto de sus palabras fue que tanto su piel como sus cabellos fueron blanqueados por los ácidos del estómago del gran pez. Y esto es bien, bien interesante porque Jesucristo se refirió a Jonás como una señal, leámoslo en Lucas 11:30.
«Pues así como Jonás fue una señal para la gente de Nínive, también el Hijo del hombre será una señal para la gente de este tiempo.»
Si Jonás mismo fue parte del mensaje de Dios para este pueblo, entonces podemos apreciar una vez más el asombroso poder de nuestro Dios para cambiar la perversidad del ser humano y llevarlo hacia el bien. Aún si Jonás no contó lo que le sucedió por no querer ir a Nínive, los resultados de su ministerio inevitablemente nos obligan a admitir que nuestros errores no detendrán a Dios en su propósito de usarnos para la gloria de su nombre.
Si usted hubiera tenido la oportunidad de haber hablado con Jonás el día que salió del gran pez, pero antes de haber salido para Nínive, ¿qué usted le habría dicho? Quizá algo como lo siguiente, «Oye amigo Jonás verdaderamente eres muy afortunado, Dios te perdonó a pesar de haber huido. Pero cometiste un gran error, ya Dios no podrá usarte debido a tu gran pecado.» ¿O le dirías? «Oye Jonás, ¡que bueno que estamos en el medio tiempo!, todavía el juego no ha terminado, Nínive no ha sido destruida todavía.»
Tenemos que ejercitar sumo cuidado cuando alguien «carga la bola hacia el lugar equivocado» y llegamos a pensar que ya Dios jamás volverá a utilizar a esa persona. ¿Qué hubiera hecho con Abram y con Jonás y, con los que al igual que ellos hacemos lo mismo hoy? Cuando nuestros pensamientos son dominados por estos razonamientos, no es el Espíritu Santo quien nos habla, sino nuestra propia carne. Proyectamos hacia Dios lo que hay dentro de nuestra alma. ¡Qué poco conocemos a Dios y, que poco nos conocemos a nosotros/as mismos al pensar de esta manera!
IV. Dios es Administrador Creativo
En mi opinión Dios es Creador y Administrador Creativo de todo este mundo. Si es debemos apreciar en EL mucha mayor creatividad de la que encontramos en los mejores administradores del mundo. Hablemos un poco más de esto. El genio de cualquier líder de negocios en el mundo radica en cambiar y en hacer ajustes constantes de acuerdo a lo que suceda en este mundo. (cf. el libro escrito por Andrew S. Grove, «Only the Paranoid Survive»)
Si algo que funcionó bien en el pasado comienza a funcionar mal en el presente, inmediatamente, busca el porqué y revisa su estrategia. Si el plan A no funciona, al instante comienza el plan B o continúa con C. Esta persona tiene varias opciones para alcanzar la meta, nada lo detiene. Y si esto es verdad para los mortales, ¿no será mucho mayor para Dios? ¿Qué usted cree?
V. Una Ilustración Viene Bien
Imagínese una vía de ferrocarril que va hacia el tope de una montaña. Ahora, forme en su mente la imagen de dos tres que vienen por la misma vía en direcciones opuestas y por la condición geográfica resulta imposible que los maquinistas se vean el uno al otro. ¿Qué necesitamos en una situación como esta para evitar el accidente que se avecina?
La contestación es, alguien que intervenga, alguien que pueda mirar desde arriba. Como si estuviera en un avión y desde su perspectiva privilegiada, avisara para que se detenga la marcha hacia la colisión. A ese ser se le identifica como una persona con super-visión. Esta en una posición desde la cual puede tomar en cuenta todos los factores que están en juego. Se supone que esta sea la labor que realizan aquellas personas a las cuales se les conoce como super-visores. Usted tiene la capacidad para ver lo que las demás personas no pueden o no quieren ver y luego tomar el curso de acción apropiado o correcto.
VI. Dios, Super-Visor por Excelencia
Nuestro Dios es quien tiene la mejor perspectiva. EL ve todas las cosas desde los cielos y sabe cómo detener los trenes que van hacia una colisión. Él sabe cómo sacarle provecho a nuestras vidas aunque hayan momentos «cuando corremos con la bola hacia el lugar equivocado.»
El problema surge cuando «otras personas» no están preparadas para dejar que Dios establezca en una vida que ha tropezado el plan B o el plan C. Algunos tenemos miedo de dar la bienvenida o darle ánimo a los «Roy Riegels» que hay en las iglesias. Estas personas no quieren dar la impresión de ser muy livianos con el pecado porque creen que entonces estimulan a los demás a hacer lo mismo. Esto, ciertamente es una gran tragedia. Pero, ¿qué podemos hacer cuando tales cosas suceden?
Conclusión Con la Historia de un Barco Herido
Para el año 1991 tuve la oportunidad de ir a la ciudad de San Diego, CA. La persona que me llevó me pasó muy cerca del muelle de la base naval. Allí tuve la oportunidad de ver un barco de carga anclado en el muelle. Lo que llamó mi atención fue un gran agujero en el costado. Rápidamente, le pregunté a mi acompañante qué le iban a hacer al barco. En mi opinión, el daño había sido tan grande que pensé que lo iban a desechar. Mi amigo me dijo, lo han traído para repararlo y lo que en este preciso momento le están haciendo es aumentando su capacidad de almacenaje. Ahora, cuando terminen de repararlo podrá llevar más carga de la que podía llevar antes.
Me pregunto si Dios no podrá hacer lo mismo con nosotros/as después de experimentar «accidentes» como los de este barco, como los de Abram, Jonás, Roy Riegels, tú y yo. La dolorosa cirugía nos aumentará la capacidad para servirle. Ciertamente, nuestro Dios es el gran Super-Visor. Anda mi querido hermano/a, ¡levántate que todavía estamos en el medio tiempo, todavía queda la mitad del juego por jugar!
Sermón Predicado en la Iglesia «Casa del Alfarero» PC-USA
Domingo, 27 de junio de 1999.
Ismael González-Silva, Pastor
e-mail: [email protected]