De manera que las grandes tempestades son necesarias para dar vida al mar y purificar el ambiente natural.
Asimismo, las tribulaciones al momento producen dolores y sufrimientos, pero su fin es para formar en nosotros una nueva etapa de vida espiritual. Un vendedor de peces, en una ciudad de los Estados Unidos, quería vender peces muertos, pero nadie los quiso comprar. En un intento de traer peces frescos, llenó el tanque de agua con las aguas del mar y colocó allí los peces, pero también murieron. Sin embargo, en otra tienda estaban vendiendo peces frescos. Extrañado preguntó cómo era posible, pero el dueño no quiso enseñarle su secreto. Luego de un tiempo le confesó el secreto. Cuando él traía los peces, colocaba también dentro del tanque un pez gato; y ellos para sobrevivir del ataque del pez gato, se mantenían despiertos. Asimismo para nosotros las tribulaciones y las pruebas difíciles al momento son como este pez gato; tratan de devorarnos, de producir dolor, pero si nos mantenemos despiertos, en arrepentimientos y en oración, podremos gozar de una vida espiritual más maduros. ¿Por qué es necesario padecer sufrimiento?
Primero, para que nuestro carácter de vida devocional sea perfumado es necesario padecer sufrimiento. ¿Saben ustedes cómo se hacen los vinos y el aceite de olivo? Primero, toman las uvas del árbol y los colocan dentro de un barril grande y los pisan con los pies hasta que salga el sumo de las uvas. Dejando a las uvas en su estado natural, no se convertirá en vino; ellos deben ser pisados sin piedad, entonces se convertirá en sumo aromático y en delicioso vino.
Asimismo el fruto del olivo. Deben bajarlos del árbol y molerlos con un molino; entonces saldrán de allí aceite aromático. El aceite se usa para las lámparas de las iglesias, para echar sobre las heridas, o para uso de belleza y para hacer jabón. Tanto las uvas como el fruto del olivo son molidos para usarlos. La vida de los cristianos muchas veces se compara con estos árboles. De modo que nuestra vida devocional no es ordinaria, porque somos como estos árboles pisoteados y molidos para que así salga el aceite y perfume. Esta experiencia traerá grandes cambios en nuestra vida. Si nuestra vida es ordinaria no sentiremos la necesidad del arrepentimiento; porque cuando estamos cómodos no reflexionamos sobre sí mismo. Pero cuando llegan los sufrimientos como el pisoteo y la moledura, se quebranta y esta es una gran oportunidad para el arrepentimiento.
En Santiago 5:13 dice “¿Está alguno entre vosotros afligido? Haga oración. ¿Está alguno alegre? Cante alabanzas” Durante estos 41 años de ministerio pastoral he visto que la mayor transformación de un hermano fue mediante el sufrimiento. Cuando llegan los sufrimientos no hay nadie que pueda estar firme sin un arrepentimiento.
En Salmos 34:17-19 dice “Claman los justos, y Jehová oye, y
los libra de todas sus angustias. Cercano está Jehová a los
quebrantados de corazón; y salva a los contritos de
espíritu. Muchas son las aflicciones del justo, pero de
todas ellas le librará Jehová”. Como dice la palabra, los
justos padecen de muchos sufrimientos, pero si luego de ser
quebrantados llegan en arrepentimiento ante Dios, él le
salvará y traspasará a su vida devocional a un nivel más
profundo y maduro. Por tanto, este proceso del
quebrantamiento es necesario para el crecimiento espiritual.En Hebreos 5:7-9 dice “Y Cristo, en los días de su carne, ofreciendo ruegos y súplicas con gran clamor y lágrimas al que le podía librar de la muerte, fue oído a causa de su temor reverente. Y aunque era Hijo, por lo que padeció aprendió la obediencia; y habiendo sido perfeccionado, vino a ser autor de eterna salvación para todos los que le obedecen”. Siendo Jesús, el Hijo de Dios, sin mancha y sin contaminación, también a través del sufrimiento aprendió la obediencia. Aunque él es obediente y lleno de fe, demostró su obediencia aun en los sufrimientos. Hasta el Hijo de Dios demostró su fe y obediencia mediante los sufrimientos, ¡cuanto más nosotros! Por tanto, los sufrimientos son los medios para quebrantarnos y moldearnos, así lleguemos delante de Dios con las manos en alto. Asimismo las tribulaciones hacen de nosotros más humilde y manso. De lo contrario, el hombre es arrogante, vanaglorioso, dando más crédito al honor, al dinero, a la salud y a la belleza exterior. Sin embargo, cuando llega la tribulación, todas estas cosas son desmenuzadas como el polvo de la tierra, para hacernos más humilde y manso. En I Pedro 5:5-6 dice “Igualmente, jóvenes, Estad sujetos a los ancianos; y todos, sumisos unos a otros, revestíos de humildad; porque Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los humildes. Humillaos, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que él os exalte cuando fuere tiempo”. Para exaltarnos, Dios, primeramente, nos quebrantará para que seamos humildes; para llegar a ser humilde, es necesario atravesar por las tribulaciones.
En I Pedro 1:7 dice “Para que sometida a prueba vuestra fe, mucho más preciosa que el oro, el cual aunque perecedero se prueba con fuego, sea hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo”. Nuestra tribulación aunque sea mínima produce en nosotros alabanza, gloria y honra. Pues, la tribulación nos despoja de la suciedad. Quebranta la dureza, hasta convertirnos en una persona suave y blanda.
En Salmos 119:71 dice “Bueno me es haber sido humillado,
para que aprenda tus estatutos”. Antes de padecer del
sufrimiento, vivía como quería, sin meditar en los
estatutos de Dios, sin arrepentimientos y sin temor de Dios.Antes de padecer del sufrimiento, no guardaba el día del Señor, no daba los diezmos, ni le servia; pero después de atravesar por el sufrimiento, esta persona se transforma a una persona que guarda el día del Señor, en un servidor devoto, y da lo que es de Dios.
De manera que las tribulaciones nos transforman a una vida devocional más aromática. Sea quien sea, si se halla en este momento manso, humilde y aromático, es porque ha pasado por las tribulaciones.
Segundo, las tribulaciones son necesarias para que nuestro carácter de la vida devocional sea firme como el de acero. El hierro se obtiene, derritiendo el mineral dentro de un horno de fuego. Como el hierro está mezclado con demasiada impureza, es necesario pasarlo por fuego, por agua, golpearlos, hasta que se convierta en un acero fuerte. Solo los aceros fuertes son usados para diferentes construcciones de los puentes, de los ferrocarriles, de los carros, armas y hasta de los utensilios domésticos. Dios podrá levantar el reino de Dios, sólo a través de los cristianos firmes en la fe. El reino de Dios no podrá estar en manos de los débiles, sino de los fuertes; si él se cae también el reino será destruido. De modo que para encomendarnos de las tareas gloriosas del reino de Dios, nos transformará primeramente a un carácter firme en la fe. Para eso, nos hará pasar por un horno de fuego ardiendo como el hierro, nos golpeará, nos hará pasar por agua, hasta que seamos firmes; nos hará pasar por tribulaciones y pruebas difíciles para que poseamos una fe firme. Romanos 5:3-4 dice “Y no sólo esto, sino que también nos gloriamos en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación produce paciencia; y la paciencia, prueba; y la prueba, esperanza”.
En Proverbios 17:3 dice “el crisol para la plata, y la hornaza para el oro; pero Jehová prueba los corazones”. Así como el oro y la plata son probados, el Señor nos probará en fuego y en agua, para quitar los residuos y las impurezas que hay en nosotros para luego purificarnos. El personaje como José se hizo gracias a las diversas tribulaciones y pruebas difíciles que él atravesó. Salvó a los egipcios y a su familia, se convirtió en un líder de la fe. Para llegar a ser como tal, atravesó a muchas tribulaciones y pruebas difíciles. Primero fue abandonado por sus hermanos, pues, le había rogado por su vida, mas ellos no le prestaron atención a su ruego; a los 17 años fue vendido como esclavo a Egipto, fue para él una prueba muy difícil de llevar. Vivió en casa de Potifar como esclavo; en los tiempos antiguos a los esclavos los trataban como animales. Si por error lo mataban, ellos no eran responsable de su muerte. Así vivió José, hasta que fue reconocido por el dueño de la casa, pero esto no le duró por mucho tiempo, ya que fue acusado por la esposa de Potifar. En consecuencia fue a la cárcel, allí vivió por algunos años. Lo que José padeció fue tribulaciones tras tribulaciones. Desde los 17 años hasta los treinta años, no hubo descanso. Atravesó fuego y agua; sin embargo, esta tribulación hizo de José un hombre fuerte. Se convirtió en poseedor de un carácter firme en Dios y hombre de gran fe. Luego, cuando sus hermanos le rogaban por sus vidas, fue capaz de contestarles diciendo “Y le respondió José: No temáis; ¿acaso estoy yo en lugar de Dios? Vosotros pensasteis mal contra mí, mas Dios lo encaminó a bien, para hacer lo que vemos hoy, para mantener en vida a mucho pueblo. Ahora, pues, no tengáis miedo; yo os sustentaré a vosotros y a vuestros hijos. Así los consoló y les habló al corazón” en Génesis 50:19-21. Si no fuera José un hombre de gran fe, no habría sido capaz de tal confesión. Pues, ellos le habían enviado a esclavitud durante 13 años, vivió como esclavo y estuvo en la cárcel, mas él en lugar de menospreciarlos, los consoló; esto no hubiera sido posible si José careciera de una fe firme en Dios. En Romanos 8:28 dice “Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados” De modo que las tribulaciones forman en nosotros un carácter más firme; no como aquel que por pequeños dolores y críticas se les doblan las rodillas por la debilidad, sino como el que soportando todas ellas, forma una personalidad más firme en la fe de Dios.
Tercero, es necesario atravesar las tribulaciones para que
nuestra fe sea como el diamante. Un carbón común y
corriente, luego de pasar por gran presión y a gran
temperatura se convierte en una piedra preciosa. El
diamante es amado por las mujeres, se usa para cortar acero,
o como repuestos de maquinarias. Así como el carbón para convertirse en diamante, es necesario hacerlo pasar a gran presión y a alta temperatura; también Dios para formar en nosotros un carácter fuerte, perseverante, y líder, nos hará pasar por grandes tribulaciones. Veamos a Moisés, él fue un hombre de carácter firme en la fe. Fue un líder que sacó al pueblo de Israel de Egipto; atravesando el desierto los dirigió a la tierra que fluye leche y miel. Mientras estuvieron en el desierto, carecieron de agua y de alimentos, fueron rebeldes, quejumbrosos y traidores, aun así, Moisés los guió para que dejando la rebeldía poseyera una fe férrea. Para que Moisés sea un individuo que Dios quiso usar, primero, Dios expulsó a Moisés al desierto, haciéndole sentir la amenaza del Faraón. Vivió durante 40 años en un desierto asolado como pastor; vivió en soledad, solo en compañía de los sonidos, de los pájaros, yéndose de un lugar a otro con las ovejas, lejos de la vida de lujo del palacio. Estuvo totalmente abandonado; entonces allí fue quebrantándose poco a poco. Durante sus 40 años de soledad en el desierto, en él estaba produciendo grandes cambios. El profeta Jeremías dijo en Lamentaciones 3:19-22 “Acuérdate de mi aflicción y de mi abatimiento, del ajenjo y de la hiel; lo tendré aún en memoria, porque mi alma está abatida dentro de mí; esto recapacitaré en mi corazón, por lo tanto esperaré. Por la misericordia de Jehová no hemos sido consumidos, porque nunca decayeron sus misericordias” Pues, Moisés confesó a Dios que se acordara del ajenjo y de la hiel; él experimentó una vida amarga, de abandono y del fracaso; mas a los 80 años, él se había convertido en un hombre manso. Luego de ser quebrantados y moldeados a la imagen que Dios esperó de él, fue llamado para encomendar la tarea de liderar a su pueblo. Dios no llamará a cualquier persona diciendo: sé el líder de mi pueblo. Primeramente lo hará pasar por grandes dolores, angustias y presión para formar en él un carácter tan firme como el diamante, después le encomendará la tarea. Cuarto, para formar un carácter como de una perla, es necesario atravesar el sufrimiento. La perla se hace de una concha lastimada. He visto cómo se hacen perlas artificiales. Los expertos llenaban debajo de las conchas una pequeña arena, al sentir dolor, ellas las cubría con secreción, hasta que sea en forma redonda, entonces se convierte en perla. Antes del descubrimientos de los diamantes, las perlas eran la mejor piedra preciosa. Así como una concha para aminorar el dolor, con su secreción moldea la arena hasta que se convierte en perla, asimismo, también nosotros para poseer un carácter de fe hermosa como la perla, debemos enfrentar los diversos sufrimientos. Porque cuando estamos cómodos no sentimos la necesidad de la oración; no permitimos ser quebrantados, ni entregamos nuestro corazón a Dios. Mas cuando llega el sufrimiento, buscamos a Dios mediante la oración, y esa oración rodeará el sufrimiento. Así como la concha rodea la arena con su secreción, nosotros debemos rodear al sufrimiento con las oraciones, hasta que se convierta en una perla. Para vencer las grandes y pequeñas heridas, deberá rodearlos con oración y ruego, para que se convierta en una perla preciosa.
En Job 23:10 dice “Mas él conoce mi camino; me probará y saldré como oro” Luego de atravesar por muchas pruebas, se habrá convertido en una perla.
En Salmos 84:5-6 dice “Bienaventurado el hombre que tiene en ti sus fuerzas, en cuyo corazón están tus caminos. Atravesando el valle de lágrimas lo cambian en fuente, cuando la lluvia llena los estanques”. Tomamos agua para apaciguar la sed, y las aguas son útiles para regar los campos. Mas Jehová dice que primeramente debemos atravesar a muchas valles de lágrimas para llenar los estanques. La vida del apóstol Pablo representa a la vida de una perla. Padeció de muchas heridas, persecuciones por parte de sus conciudadanos, el peligro de la misión y de dolor físico. Clamó a Dios estando en una barca, en la cárcel, en el camino, mientras predicaba el evangelio, Pablo clamó a Dios sin descanso. En consecuencia todos los sufrimientos se transformaron en perlas. Hoy contamos que la mayoría de los escritos del Nuevo Testamento fue escrito por Pablo. Dios, luego de pasar por estas diversas tribulaciones, usó a Pablo como un instrumento poderoso en sus manos. En II Corintios 12:9-10 dice “Y me ha dicho: Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad. Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo. Por lo cual, por amor a Cristo me gozo en las debilidades, en afrentas, en necesidades, en persecuciones, en angustias; porque cuando soy débil, entonces soy fuerte”. Mientras enfrentaba a muchas dificultades en su vida, Pablo clamó a Dios, asimismo en sus necesidades, persecuciones, y en angustias. De esta manera experimentó el poder de Dios y su carácter se transformó como la de una perla. Pues, para entrar al reino de Dios debemos atravesar a muchos sufrimientos, porque allí llegan solo los que atravesando los sufrimientos se convirtieron en perlas. Porque una perla se hace con dolor y sufrimiento, también para entrar al reino de Dios, deberá enfrentar los sufrimientos mediante la oración y ruego. Si reflexionamos sobre los sufrimientos, nos daremos cuanta que ellos son como una fábrica del tesoro. Dios, para formar a nosotros como un tesoro aromático, firme, fuerte y hermoso, nos hará pasar por las puertas del sufrimiento; hay sufrimientos significativos y otros insignificantes. Si Dios quiere usarle, le hará pasar por fuego, agua, tribulaciones y pruebas difíciles, para formar en usted un carácter firme en la fe del Señor, fuerte como el diamante y perla. Algunos serán molidos y otros pisoteados como las uvas y el fruto del olivo para transformarlos y producir en ellos buenos aromas. De acuerdo a la Palabra “Hermanos míos, tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas, sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia. Mas tenga la paciencia su obra completa, para que seáis perfectos y cabales, sin que os falte cosa alguna” De modo que nuestra vida devocional es importante para que Dios derrame sus bendiciones sobre nosotros como prosperidad en todas las cosas, y salud y prosperidad del alma; asimismo nos harán atravesar el valle de tribulaciones, de pruebas difíciles, por agua y por fuego, para que de esta manera seamos aromáticos, fuertes como el diamante, hermoso como perla. Así que hermanos cuando se encuentre por diversas pruebas y tribulaciones busquen a Dios en oración y ruego, o si están feliz den alabanzas y acción de gracias a Dios. Nuestra vida no es color de rosa, también hay espinas. Así como en la naturaleza, hay día de sol y de lluvia, día nublado y de viento, también en nuestra vida cotidiana habrá día de sosiego, o gozo, pero también hay día de tribulaciones y del sufrimiento, en donde el Señor estará trabajando, formando en usted un carácter maduro. Nosotros crecemos atravesando el valle del sufrimiento, pero también gozamos de las bendiciones del Señor; mas en los sufrimientos somos moldeados y transformados; luego, gozamos de las bendiciones del Señor. Así viviremos hasta que vayamos al reino de Dios, para entonces nos habremos convertidos en unos cristianos aromáticos, fuertes como el diamante y hermoso como la perla.
Oración
Dios santo y glorioso, nos llega diversas pruebas y tribulaciones a nuestra vida. Somos bendecidos pero al mismo tiempo también padecemos del sufrimiento; pedimos, oh Señor, cuando enfrentemos estos sufrimientos, lo hagamos como cristianos maduros. Pedimos oh Señor, reconocer que debemos enfrentar estas situaciones difíciles, primero porque somos cristianos, segundo para que nuestra vida espiritual crezca a un estado más alto. Oh Dios te damos las gracias porque por estas pruebas difíciles nos transforma a un estado más aromático, precioso como el diamante y perla. Ayúdanos oh Señor a no desalentarnos cuando enfrentemos estas tribulaciones, ni retrocedernos, mucho menos lamentarnos, mas pedimos Señor crecernos más, en arrepentimiento y recibir los cambios. Oramos en el nombre de Jesús. Amén.
Oración por la sanidad divina
Dios Todopoderoso, nos acercamos en el nombre de Jesús, nos presentamos con nuestros dolores y sufrimientos, oh Padre pedimos que tenga misericordia de nosotros, con tu mano sanador tócanos, y libéranos de las enfermedades. Oh Señor, damos gracias porque verdaderamente tú llevaste todas las enfermedades y somos curados. Estas enfermedades física y del corazón en realidad son vanidades, porque tú lo tomaste; así oramos y rogamos a nuestro Padre Celestial, tócanos con tu mano poderosa y sánanos. Sánanos. Sánanos. Destruye al diablo, las enfermedades de cada individuo, destrúyelos, destrúyelos. Te ordeno, tú enfermedad que salgas inmediatamente, sal, sal, sal. Con tus manos de misericordia tócalos, que todos reciban tu sanidad. Oh Padre hay muchos que están con trabajos y cargas; otros están con espinas y cardos, y aún otros que padecen de maldición. Mas tú oh Señor, nos redimiste de la maldición de la ley, de modo que somos libres y contamos con la bendición de Abraham. Oh Señor, líbranos de la maldición y llénanos de la bendición y de tu providencia y amor. Pedimos Señor ser tocado por ti, arrepentirnos, y regresar a ti. Oh Señor te pido que derrames tus bendiciones sobre tus escogidos, bendícelos con prosperidad en todas las cosas y que tengan salud y prosperidad del alma. Tengan vida pero en abundancia. Que estén llenos de fe y del Espíritu Santo. Oh Señor llénalos de tu paz y de tu consuelo, que se armen de fe y de valor. Oramos en el nombre de Jesús. Amén.